¿Cómo se espera que la Policía, las Fuerzas Armadas acaben con la delincuencia en nuestro país, si los jueces liberan a los delincuentes al cabo de dos horas o al día siguiente?, ¿dónde quedaron el juramento de dichos funcionarios de defender la Constitución, la justicia, y sus principios, ética, moral? Es una pena que las conciencias tienen un precio, que la vida que se ha perdido quede sin justicia, que por muchos años de cárcel que den a los asesinos no harán que las víctimas vuelvan a vivir; sin embargo, el hecho de que los criminales estén pagando por sus culpas es una forma de dar un poco de consuelo a las familias de los fallecidos.

Ciertos jueces se venden al mejor postor, dejan que les compren su conciencia, dice el dicho, “venden su alma al diablo”. ¿Tienen paz dichos jueces?, ¿puede más el dinero que la ética profesional?, parece que sí. Lo más irónico es que muchos son profesores de universidades, ¡cómo pueden enseñar algo que no practican! Mi objetivo no es juzgar, sino que recuerden que deben servir al pueblo, mas no a personas sin escrúpulos. (O)

Gladys María Ortiz, Guayaquil