En Guayaquil, el servicio del agua potable no llega a todos los pobres, compran agua a los vehículos tanqueros en el sector Monte Sinaí, etc.

Y el alcantarillado está en retroceso, y el daño ambiental en las lagunas de oxigenación en Pascuales es terrible, están sacando desperdicios fecales de miles de personas hasta llevarlos al relleno sanitario. Y en el tránsito, muchos semáforos y señales no se observa que estén colocados correctamente para que los buses circulen por el carril que les corresponde. En las aceras muy estrechas para caminar en algunos sectores residenciales hay más vallas y postes publicitarios que árboles en Guayaquil. Además, la basura hay en muchas partes, en zonas marginales y cerca de la vía Perimetral. Gastan mucho recurso en pintar “poesías” en las paredes de la ciudad, organizar sesiones nocturnas para aprobar ‘cambios’ en ordenanzas municipales; existe ausencia de autoridad por viajes al extranjero en los últimos meses, y amenazas a quien pida que se rindan cuentas de gestión. (O)

Ángel Calderón Mayorga, economista, Guayaquil