Como profesional universitario ecuatoriano, veo con mucha preocupación lo que sucede con otros profesionales, especialmente entre los abogados, puesto que no hay un comportamiento que muestre conocimientos sólidos de su profesión.
Política criminal, igualdad y Corte Constitucional
El presidente del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, se entiende que es abogado de la República, sin embargo, es sorprendente que haya sido incapaz de detectar la ilegalidad del juez de Montecristi y haya procedido a dar paso, de manera atropellada, a un dictamen que, a todas luces y para cualquier abogado aun en etapa de estudiante, era ilegal. Verlo hoy buscando resquicios legales para tratar de esquivar el bulto es hasta vergonzoso. Y pensar que abogados con estas debilidades de conocimiento del sistema legal ecuatoriano ganan juicios.
Pero no es él solamente. Veamos las actuaciones incoherentes con leyes y reglamentos del presidente del Consejo de la Judicatura, quien, desde mi punto de vista, atropella todo el andamiaje legal, burlando leyes y reglamentos, tomando votaciones y prorrogando o destituyendo jueces de la Corte Nacional de Justicia, es por lo menos una vergüenza para el profesionalismo. Pensar que fue juez de la Corte Nacional de Justicia y que fue propuesto por esa Corte para el puesto que hoy ocupa. Como diría Medardo Ángel Silva al cumplir veinte años: “Amargura sin nombre”.
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Denuncia contra Alembert Vera y Marcela Aguiñaga fue negada por el Tribunal Contencioso Electoral
Desde hace algunos años me mantengo proponiendo que a los profesionales que actúen en contra de los principios éticos, legales, morales, creo que las universidades que les dieron el título deberían retirárselo, para que no sigan causando daño a toda la sociedad, y tan campantes y orondos como lo hacen hoy.
Es impresionante cómo menosprecian al resto, cómo nos consideran tontos, cómo piensan que intereses particulares están por sobre los intereses del pueblo, cómo empeñan y aplican todos sus esfuerzos y energías en conseguir metas interesadas, afectando todo el sistema judicial en detrimento de la democracia y la estabilidad de un país. ¿O es que su ignorancia personal les impide darse cuenta del triste papel que están desempeñando al actuar de manera servil a causas personales o partidistas, sin importarles los errores que evidencian la falta de compromiso profesional?
También la Corte Nacional de Justicia, que no tuvo empacho en enviar como su representante, para que sea nombrado presidente del Consejo de la Judicatura, a una persona que lo único que ha demostrado es un afán teatral, de muy baja ralea, que no podría ser enseñado ni en las peores escuelas de teatro. Y en sus manos están la participación ciudadana y la administración de justicia en el Ecuador. (O)
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José Manuel Jalil Haas, ingeniero químico, Quito