El presidente de la República, Guillermo Lasso, en su campaña como candidato presidencial prometió la rehabilitación del ferrocarril. Y con el pronunciamiento público del ministro de Turismo, junto con el ministro de Transporte y Obras Públicas, indicó que están planificando en forma gradual cada tramo y que habría dos grandes inversionistas especialistas en el manejo de trenes. Eso esperamos los ecuatorianos, que se cumpla lo ofrecido.

El enfoque o la intención del mandatario es reactivar el tren turístico, que debe ser lo que fue antes, de carga pesada, de pasajeros, y de turismo, en vagones especiales; siendo su parte vital la fluidez y conectividad de la cadena logística, especialmente de la minería y portuaria.

Por otra parte, la rehabilitación del ferrocarril debe ser por las rutas ya establecidas para fortalecerlas y descongestionar las carreteras reduciendo el flujo vehicular del transporte pesado que causa mucho peligro. Ahí está la oportunidad del ferrocarril porque tiene una gran capacidad de carga.

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Al mismo tiempo, hay que recordar que el ferrocarril es historia, es tradición y un bien patrimonial. Tengamos muy en cuenta de no caer en el mismo error de enfocarlo solamente al ‘turismo de lujo’, según el diagnostico hecho por los técnicos ferroviarios. El ideal del transporte de carga es que permitirá dar rentabilidad al proyecto. Impulsar la reactivación del ferrocarril es clave para el progreso del Ecuador.

Existen algunos puntos que analizar como el ofrecimiento del Gobierno (del presidente Lasso) en la campaña de su candidatura y en su posesionamiento presidencial. El beneficio de dicha obra llegará a los 18 millones de ecuatorianos, quienes estaremos atentos a su cumplimiento para el año 2023. (O)

Robespierre Rivas Ronquillo, licenciado en Comunicación Social, Guayaquil