Soportamos calladitos y cabizbajos 10 años de tiranía durante la cual no solo se robó a manos llenas, como se ha comprobado, sino que se insultó, intimidó y hasta se agredió a quien osara contradecir al ‘omnipotente líder’ que se metió en todos los aspectos de nuestra vida, como cuánto cupo debíamos tener en las tarjetas de crédito y a qué hora debían abrir los supermercados.

Ahora que por fin elegimos un presidente, sin ser perfecto y con apenas un año en el poder, que está tratando de rescatar el país del pozo en que se halla, a toda costa quieren desestabilizarlo con críticas y protestas organizadas que demuestran claramente que hay una mano negra detrás de todo ello. ¿Cuándo vamos a colaborar para que el país siga adelante? ¿Hasta cuándo permitiremos que políticos cuyo único interés es lucrar y apoderarse del poder sigan oponiéndose a todo? No adoptemos la cómoda posición de esperar que otros aporten las soluciones. Si es necesario criticar, que se lo haga en forma positiva y con argumentos válidos, pero todo lo que conlleva a desmanes y violencia es negativo y totalmente inaceptable. Hay un clamor generalizado de que se combata la delincuencia, pero nadie dice abiertamente cómo. Si la presión sobre el presidente de la República lo mueve a actuar con mano dura, mucho cuidado con que eso se use en su contra. ¡Hasta cuándo los derechos humanos protegen exclusivamente a los delincuentes! (O)

Publicidad

Dora María Fassio Arzube, licenciada en Ciencias de la educación, Guayaquil