Tal vez, motivados por el entusiasmo o porque no existe legislación apropiada, las autoridades actuaron de manera destructiva y no constructiva. Habría sido más beneficioso confiscar esa maquinaria pesada que será desmantelada del Yasuní, rematarla y entregar el dinero resultante al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social que se encuentra casi desnudo en su economía.
¿Dónde se esconden los defensores de la naturaleza, aquellos que demandan los beneficios, sin extracción petrolera, y minera; y que hacen paros y destrozos supuestamente en defensa del medioambiente?
¿Dónde están los que están en contra la minería legal, organizada y tecnificada, que opera en concordancia con prácticas que conducen a la preservación del entorno general?
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Maquinaria inutilizada y dos detenidos tras operativo contra minería ilegal en zona del río Punino
Parece que estos destructores están ciegos, ya que no ven el daño que infligen a la naturaleza con su minería desordenada.
Los alarmistas, con su silencio, demuestran que para sacudirse el aburrimiento sienten la necesidad de molestar a alguien, y nada mejor que a las empresas mineras que están dispuestas a invertir fuertes sumas de dinero, crear oportunidades de trabajo y, compartir las ganancias con el Estado, dinero que tanta falta le hace a este, ya que la mendicidad le está tocando las puertas. (O)
Luis Arturo Moncayo Figueroa, Santa Ana, California, EE. UU.