Muchas personas son afectadas al discutir sobre religiones, se genera malestar por las creencias y convicciones. La existencia de Dios no está en cuestionamiento, pero sí ciertas prácticas de diferentes templos (no todos).
No se trata de debatir si una doctrina es la más acertada o menos acertada, pero sí observar que en algunas circula mucho dinero por diezmos, donaciones... Con seguridad todos los recursos económicos llegan a manos de alguien y esa persona será quien distribuya para el mantenimiento del templo o local, salón, de las actividades, la manutención del líder, etc. No es oculto que el número de templos o locales con diferentes nombres aumentan en las zonas populares, algunos incluso con pocos seguidores, y otros que parecen propiedad de familias a las que deben reportar sus vidas, dineros, a sus líderes que hacen juicios para condenar a una persona su comportamiento, amor, pensamientos, etc.; y dichos líderes se eternizan en los cargos, son venerados, cuando ellos mismos pregonan que solo se adora a Dios. Cuidado en nombre de Dios, ciertos avivatos estén valiéndose de la fe de ingenuos. (O)
Johnny Ignacio Alvarado Domínguez, periodista, Guayaquil