Comprender la esencia del ser humano nos puede resultar algo compleja y a veces sin sentido sentarnos a meditar o reflexionar porque estamos acostumbrados a vivir en “modo automático” en ocasiones sin tomar conciencia de nuestras acciones diarias. Constantemente vivimos en una montaña rusa aferrados al miedo de lo desconocido, huyendo a explorar y conocer verdaderamente quiénes somos y a qué vinimos a este mundo, ese miedo a lo desconocido nos aterra hasta el punto de intentar tapar heridas con las manos por temor a sentir dolor.

Volver a conmovernos: antídoto contra la deshumanización

El tiempo no perdona, así como va madurando una fruta que cae de un árbol, asimismo, va formando nuestra conciencia, gritando en silencio a interiorizar y conocernos profundamente para alcanzar la plenitud de nuestras vidas. Estamos inmersos en un cambio individual y mundial. Son palpables los avances tecnológicos que experimentamos diariamente. Estamos llamados a formar parte de un mundo que gira cada vez más rápido y que va transformando la materia. Como la célebre frase de Antoine Lavoisier “la materia no se crea ni se destruye solo se transforma”; Lavoisier fue considerado el padre de la química moderna, popularizando este concepto que bien se puede adherir a nuestra forma de ver la vida.

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El autoconocimiento no es una moda, es una necesidad existencial. Vivimos buscando fuera lo que solo podemos encontrar dentro de nosotros mismos, desde chiquitos nos enseñaron a perseguir la felicidad como si fuera una cosa, lugar o meta cumplida. Pero nadie nos enseñó a encontrar la felicidad dentro de nosotros mismos, como quien busca en otro lado lo que siempre tuvo en su interior. Vamos a hacernos una pregunta que tal vez nadie se la ha hecho: ¿cómo definimos la felicidad? Según la Real Academia Española (RAE), la felicidad se define como el estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien. También se entiende como satisfacción, gusto, o contento. En esencia, la RAE vincula la felicidad con un estado de ánimo positivo y la sensación de bienestar derivada de la posesión de algo valioso o de la consecución de objetivos deseados. En términos generales definimos la felicidad como un sentimiento que nos permite estar en paz, incluso en medio del caos, es poder mirar el mundo bajo otra lente.

Entre la crisis y la visión del Ecuador

Estés donde estés, suceda lo que suceda, hagas lo que hagas, siempre harás todo lo mejor que puedas con el entusiasmo de buscar más allá de lo que tus ojos pueden ver. El querer conocer tu verdadero propósito de vida te dará el camino hacia la felicidad que tanto añoras buscar en otro lugar. Cuando entiendas que la vida no se trata de acumular, sino de soltar lo que no eres, para quedarte con lo esencial. Solo en ese momento entenderás que siempre lo tuviste en el lugar donde menos te lo esperabas.

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Todo está dentro de nosotros. Todos fuimos creados para ser felices. (O)

Julián Barragán Rovira, magíster en Management Estratégico, Guayaquil