Los últimos acontecimientos delictivos sucedidos en el Ecuador llegan, por una parte, con el asesinato de quien en vida fue alcalde de Manta, Agustín Intriago, muy lamentable pérdida para la ciudadanía y por supuesto para su familia. Por otro parte, los amotinamientos y muertes dentro de varias cárceles del país y los asaltos y saqueos en varias ciudades, como en la zona Trinitaria en Guayaquil; por su gravedad se han convertido en noticias internacionales que evidencian que la imagen del Ecuador se sigue degradando y se ha convertido en un país muy peligroso para vivir y visitarlo.
¿Qué está haciendo el Gobierno nacional para combatir con eficacia la peligrosísima delincuencia? ¿Por qué no se decretan penas fuertes? Es evidente que hay un problema de fondo en el país, que se deriva de lo social y educacional que deben tratar a profundidad y largo plazo con las reformas respectivas en políticas y leyes; medidas contundentes. Los estados de excepción no han funcionado ni funcionarán para disminuir delincuencia y la violencia.
Pedimos al presidente del Ecuador, Guillermo Lasso Mendoza, que actúe con firmeza, decrete leyes de dureza máxima contra delincuentes, autores intelectuales y materiales de asesinatos, extorsiones, creadores de leyes y administradores de justicia y jueces corruptos. (O)
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Pedro Javier Triviño Rodríguez, Barcelona, España