El planeta Tierra en su formación, mucho antes de nuestro tiempo, nace a fuego intenso con las explosiones generadas en el cosmo, las actividades volcánicas, marítimas, las lluvias ácidas tóxicas que han liberado y liberan energía desde hace millones de años. El registro geológico data que sucedió en las eras del ordovícico devónico, pérmico, triásico, cretácico, en orden son cinco extinciones masivas naturales que casi acaba con toda forma de vida, hasta el legado de tener nuestro planeta mágico.

En línea geológica, tiempos después de la evolución del homo, aparece el humano moderno intentando adaptarse a la Tierra y vencer la ignorancia con el conocimiento, la innovación y la tecnología; pero luego destruye el ecosistema, no garantiza sostenibilidad al presente ni futuro, pone en peligro a las demás especies y a la suya, es la era sexta del holoceno. Va en crisis por la supervivencia acosado por pandemia, corrupción, sobrepoblación... La huella humana de sus acciones es la ambición por dominar en una saga a su costo y al de las demás especies. Desafiando las leyes naturales produce en series industriales, agota los recursos naturales, con ello surgen enfermedades, pandemias que vienen asolando pueblos. Siendo la política el arte de gobernar con poder moral, hace al contrario, politiquería y comercio con ofertas demagógicas sin planificación, lleva a la nación a la ruina, por la corrupción. El hombre es una obra maestra de la evolución, consume lo que la madre naturaleza generosa y suficiente da, vida; es un eslabón de una cadena grabada con otras especies. El suelo le da recursos naturales suficientes. No es el hambre y las necesidades lo que aquejan al hombre en esta era, sino las multinacionales y la falta de políticas de control del crecimiento poblacional; tal vez es verdad o una teoría de lo absurdo. (O)

Rafael Antonio Sampedro Coba, arquitecto, Guayaquil