Los ecuatorianos no estamos solos, tenemos a una mujer valiente, sincera y capaz, que jamás se amilana ante las injusticias y la prepotencia del poder económico, político, del crimen organizado que asedia al Ecuador. Desde Carchi a Macará, usted enarboló la bandera de lucha y la más grande cruzada contra la delincuencia y corrupción. Su labor hace que los responsables de estos actos atroces estén y seguirán cayendo, como simples ratas, pelafustanes y mediocres, que abusaron de la confianza al ser designados servidores públicos, y a otros otorgada en las urnas, unos a través del compadrazgo y padrinazgo propio de bribones y sinvergüenzas, envilecidos por la soberbia, avaricia, lujuria, se vendieron por treinta monedas de plata, comprando sentencias, cargos y contaminando instituciones.

Déjenla trabajar Miguel Rivadeneira Vallejo Miguel Rivadeneira Vallejo

Pero estos delincuentes de poca monta temblaron ante su naturaleza imparcial, así como su nombre repetido en todos los rincones del Ecuador y de América Latina; gracias, fiscal Diana Salazar, protectora de la conciencia nacional, ejemplo de juventudes y fiel guía a seguir. Los buenos somos más. Ecuador está contigo. (O)

Walter Agustín Pico Macías, abogado, Guayaquil