¿Qué garantía tenemos los ecuatorianos de que las próximas elecciones presidenciales y legislativas, a las cuales hemos sido abocados por el indigno proceder de la peor ralea que ha tenido el país en su historia, en una Asamblea, no vayan a ser manipuladas con los consabidos apagones del sistema y por centros de cómputo ocultos; como ha sucedido en las últimas votaciones que se han llevado a cabo, incluyendo las seccionales de febrero de 2023?

Mientras ciertas autoridades, las mismas que no previenen dichas irregularidades y, como sabemos, unas pertenecen a cierto partido, y mientras utilicen los mismos sistemas de computación los resultados estarían sujetos a lo mismo. Las elecciones tienen que ser imperativamente efectuadas manualmente como en los tiempos antiguos, con los veedores de cada partido controlando el conteo verdadero de votos. Pueden durar más horas, pero se evitarán fraudes al estilo venezolano o cubano y, en los últimos 14 años, también ecuatoriano. Y los legisladores deben ser también elegidos en segunda vuelta, en caso de darse. Así se evitará la repetición del vergonzoso caos legislativo de los dos últimos años que ha sido vergüenza mundial. (O)

Nelly Mercedes Lozada García, Guayaquil