Hace unos días, en uno de los canales de televisión, se transmitió sobre el caso de un menor discapacitado que necesita ayuda para las operaciones que requiere. La madre del niño se encuentra desde el 2020 tramitando el carné de discapacidad y hasta el día de hoy, imperdonablemente, el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) no se lo ha concedido.

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Esta clase de negligencia en este organismo se repite una y otra vez. Es increíble el vía crucis al que someten a personas que con todo derecho solicitan este documento para acceder a atenciones especiales de parte del Estado.

Personalmente conozco el caso de una madre que es impedida, quien a su vez tiene un niño con una enfermedad catastrófica, y quien lleva más de siete años tratando de obtener el carné, pero hasta el día de hoy se dignan a entregárselo.

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¿Qué tiene el MIES que decir a todos estos casos? ¿Por qué la persona que tiene una refrigeradora o una cocina ya no califica para el bono? ¡Hoy en día esos artefactos no son un lujo, más bien son una necesidad! ¿Que porque el suelo no es de tierra, las paredes no son de caña y el techo no es de zinc desaparece la angustiosa situación en que se encuentran, desaparece la enfermedad catastrófica acaso?

Y más indignante y reprochable es el proceder de este organismo porque, por otro lado, no hace mucho hubo el escándalo de los carnés para discapacitados que son negociados a personas que no los necesitan, incluidos asambleístas, que de incapacitados no tienen nada, sino que los usaban para importar autos de lujo y obtener otras ventajas económicas, amparados en esos carnés obtenidos de manera fraudulenta.

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El Ministerio de Inclusión Económica y Social tiene que dejar de hacerle la vida de cuadritos a las personas verdaderamente discapacitadas y concederles el carné solicitado, que les ayudará a sobrellevar su situación, y dejar de extenderlos a personas que lo único que tienen es un cerebro atrofiado porque solo un ser despreciable, vil y deshonesto puede llegar a tales bajezas y en esto el MIES no debe ser cómplice y encubridor como lo ha sido hasta ahora vendiendo los carnés.

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¿Qué dicen a esto las autoridades competentes, o mejor dicho incompetentes? (O)

Nelly Mercedes Lozada García, Guayaquil