Recuerdo una frase de una escritora colombiana que, de forma parafraseada, decía: ¿cómo nos podemos librar de estos demonios en una sociedad donde existe el desamor?
Leía en el Cantar de los cantares, en la Biblia, una especie de poema que dice: “Grábame como un sello sobre tu corazón; llévame como una marca sobre tu brazo. Fuerte es el amor, como la muerte; (...). Como llama divina es el fuego ardiente del amor. Ni las muchas aguas pueden apagarlo, ni los ríos pueden extinguirlo...”.
El escritor libanés Yibrán Jalil Yibrán decía en su poema El profeta que cuando el amor llama hay que seguirlo, aunque el camino sea difícil; hay que creer en él, aunque este no haya estado en nuestros planes. Jalil Yibrán dice: “Porque así como el amor os corona, debe crucificaros. Así como os agranda, también os poda. Así como se eleva hasta vuestras copas y acaricia vuestras más frágiles ramas que tiemblan al sol, también penetrará hasta vuestras raíces...”.
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“Grábame como un sello sobre tu corazón; (...) Fuerte es el amor, como la muerte...”.
Hay que entender que el amor no es magia ni dependencia; el amor es libertad. Se habla mucho de que el amor solo es felicidad, que es para siempre y todo lo puede. Esto puede ser posible si existe la predisposición de ambos.
El poema Si… de Rudyard Kipling
Dios es tan bueno que nos escogió entre millones de posibilidades; de millones de espermatozoides solo uno por lo general es el que fecunda al óvulo. Además en su generosidad nos entrega un mundo casi perfecto con aire, fuego, tierra y mar, sol, luna, estrellas y flores, semillas, átomos y células, para que nos luzcamos jugando y explorando con ellos; y teniendo todo lo bueno buscamos lo malo, cuando tenemos todo para triunfar. Jamás olvidemos que después del caos viene el equilibrio y la calma; recuerda que eres obra de Dios, como el colibrí, el rocío, la flor. (O)
Hugo Alexander Cajas Salvatierra, médico y comunicador social, Milagro