El problema de la desnutrición infantil es crónico o endémico en varias provincias del Ecuador hace más de tres décadas. Existe mala nutrición en las embarazadas; falta estimulación a la lactancia materna; desconocimiento y falta de dieta balanceada rica en proteínas con alto valor biológico, ácidos grasos esenciales DHA (ácido docosahexaenoico), hierro y otros micronutrientes. Esta situación puede perjudicar el desarrollo cerebral y corporal de los niños, interferir en el aprendizaje, debilitar el sistema inmunológico y aumentar el riesgo de infección y muerte.

El DHA, ácido docosahexaenoico, es un ácido graso esencial poliinsaturado de la serie omega 3, esta grasa es esencial para el desarrollo del cerebro y la retina de los niños, y es aliado de la maternidad y la infancia; un nutriente fundamental para el desarrollo, está relacionado con la neuroprotección ya que fomenta un correcto desarrollo cerebral en el feto y en el niño lactante.

Los efectos a largo plazo de la desnutrición en la primera infancia (0 a 8 años) pueden ser devastadores y duraderos, producir niños con crecimiento físico y desarrollo motor retardados, bajo coeficiente intelectual IQ (baja en 15 puntos en niños severamente desnutridos), problemas conductuales y habilidades sociales deficientes en la edad escolar. Una nutrición pobre durante la vida intrauterina y en los primeros años de vida del niño deja secuelas discapacitantes en las futuras generaciones. Una manera de asegurar el desarrollo cerebral (cognitivo y conductual) es con comidas naturales o fortificadas, para niños pequeños (dietas poliméricas ricas en proteínas, ácidos grasos esenciales, fortificadas con hierro y vitaminas); considerar los beneficios de lactancia materna; consumo de proteínas de alto valor biológico como pescado, huevo, leche, proteínas de origen vegetal como la soja, quinua. (O)

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Jaime Galo Benites Solís, clínico intensivista, Guayaquil