Cada vez el arma letal de la guadaña se acerca al cuerpo de los jubilados del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), especialmente de quienes han superado la barrera de los 60, 70, y con mucho esfuerzo, los 80 años de edad.

Quizás por ello, cuando la voz de protesta de los jubilados ya no puede exteriorizarse con más fuerza, los que dirigen el IESS, y su brazo ejecutor, el Biess, están interesados solo en distorsionar la imagen institucional, para que el sector privado vaya en su rescate.

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No obstante, las declaraciones formuladas al diario EL UNIVERSO, el martes 26 de septiembre, por parte de María de los Ángeles Rodríguez, delegada del Consejo Directivo por los empleadores del IESS, nos dan una panorámica actualizada de lo que ocurre en el organismo de la seguridad social y los oídos sordos por parte del Gobierno.

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Como es de suponer, lo que sucede en el IESS no es solo responsabilidad del actual mandatario. Las decisiones y orientaciones de los gobiernos anteriores son los que más incidieron en la debacle del organismo social, no solo de los trabajadores del sector público, sino también del privado, a los que se añadió al seguro social campesino.

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La delegada de los empleadores dice que tiene bajo su manga algunas alternativas para superar la grave crisis que afecta al IESS, pero que no las dará a conocer hasta que haya un pronunciamiento real del sector gubernamental. Ojalá que encuentre oídos receptivos y se encauce la recuperación de la entidad, dejando de lado los intereses de sectores plenamente identificados que tratarán de pescar a río revuelto, entre ellos la comisión que formó el Gobierno para incidir en decisiones no recomendables a los intereses de la colectividad, en especial de los jubilados, que no poseen riquezas y que solo dependen de su jubilación para sobrevivir con dignidad. (O)

José Francisco Medina Manrique, periodista, Guayaquil