Un grupo de seres humanos valiosos, jóvenes, ecuatorianos, desde otro continente la sudan para elevar al Ecuador como país destacado en la capacidad y técnica de sus deportistas de alto rendimiento, subiendo a los principales podios como ganadores de medallas olímpicas conseguidas sin la ayuda de las autoridades nacionales, que apenas dicen “los felicito”.

Por otro lado, existe un grupo desastroso conformado de lamentables ecuatorianos tristemente célebres de la política corrompida, que con garras y colmillos realizan guerras para aferrarse a puestos de la función pública, y para no pagar condenas por los delitos que realizaron; por lo tanto, desacreditan a su país. La codicia los ciega dominando cargos de gobiernos, funciones seccionales, mandos públicos; cogiendo dinero de las arcas fiscales, firmando contratos “obscuros”, etc. (O)

Máximo Larreátegui, 25 años, vía a Salitre