Ante estos casi dos años de pandemia de COVID–19, valdría la pena hacer un balance.

Si buscásemos una palabra que resuma este tiempo sería incertidumbre; pero si quisiéramos contrarrestarla, lógicamente sería certeza, pero ¿dónde buscarla? El baratillo de ofertas es inconmensurable. Sugiero buscarla en Dios, no como último comodín, sino como la experiencia fundante que da pleno sentido a todo lo que somos y hacemos; en la familia, como es refugio ante la intemperie; y en la comunidad, para no vivir de manera egoísta, porque la mayor satisfacción está en salir de nosotros mismos y darnos plenamente, con pasión, a las causas nobles y justas. Vivamos en el 2022 de certezas, dejando la incertidumbre para el anecdotario de la historia. (O)

Cristhiam Carpio Castro, máster en Educación, Daule