Sin duda alguna Ecuador está sometido a eventos naturales extremos por el exceso y escasez de agua, en cuyo ámbito se nota la improvisación e irresponsabilidad de quienes a nombre del Estado tenían que lidiar con dichos eventos.
Es evidente que la vertiente oriental, donde se encuentran la mayoría de las centrales hidroeléctricas, está pasando por un periodo de estiaje por debajo de lo normal, situación que no ocurre de un día para otro, sino que puede ser detectada con anticipación a partir de procedimientos elementales en el ámbito del aprovechamiento de los recursos hídricos, con base en el cual la operación de los embalses entra en un plan de ahorro de energía, que en la mayoría de los casos no trasciende a los usuarios.
Unos $ 1.000 millones le costaría a Ecuador medidas anunciadas para combatir apagones
Un sistema que funciona con base en la disponibilidad del recurso hídrico, a lo largo de los años estará sometido a extremos hidrológicos como resultado del exceso y la falta de agua, lo cual forma parte del concepto del proyecto y del manual de operación y mantenimiento frente a los mencionados extremos. Adicionalmente se notan las falencias de construcción que tienen algunos proyectos que no operan a capacidad total y otros que, se dice, están sometidos a mantenimientos rutinarios en épocas en que deben estar expeditos para cubrir la energía que demandan los usuarios. La realidad actual es que ni siquiera tenemos operativo un parque térmico base que permita minimizar los racionamientos y el país se ve obligado a comprar energía a los países vecinos a precios de usura.
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Meses atrás se anunció la inminente llegada del fenómeno de El Niño, pero con mucha sorpresa ahora se dice que se presentará a finales del mes de diciembre y con una menor intensidad, es decir, debe entenderse que se iniciará un periodo de lluvias normal, causando incertidumbre en la población que dejó de realizar algunas actividades productivas y gastó sus energías solicitando al Estado un plan para implementar acciones de preparación y respuesta para mitigar los estragos y para garantizar sus actividades tales como educación, salud, agricultura, transporte, etc., que a decir verdad deben ser actividades rutinarias por parte del Estado y de los Gobiernos autónomos descentralizados.
Estamos a pocos días de estrenar un nuevo presidente que supo captar la confianza de un electorado cansado de un pasado que no ha llenado sus expectativas y menos en relación con el aprovechamiento y control de los recursos hídricos, cuyo ordenamiento jurídico fue centralizado a partir del año 2008, dando lugar a entidades burocráticas que ocasionan hasta el momento un daño irreparable al país. (O)
Jacinto Rivero Solórzano, ingeniero civil, Quito