Apresurado, irresponsable y temerario por parte del COE fue dejar las medidas de bioseguridad para dar carta blanca a los carnavaleros, pues la curva que está a la baja se ha estacionado peligrosamente en 16 %, como a principios de diciembre en el año 2021, sin considerar que la transmisibilidad del ómicron (BA2) es mayor que sus cepas predecesoras a la hora de infectar con infección previa a personas vacunadas. Incluso se reportan casos de reinfección por esta variante, ya que las vacunas que tienden a perder efectividad con cada variante o linaje protegen contra un COVID grave y de la muerte, mas, no contra la infección.
El virus y la pandemia no han dicho la última palabra, 3 de cada 10 asintomáticos presentan secuelas, incluso graves en 3, 6 y hasta 10 meses después del contagio. Por eso muchos expertos aconsejan evitar la infección, y qué ‘mejor escenario’ que estos carnavales para infectarse.
El doctor Marc Lipsitch, epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, Estados Unidos, dice que la inmunidad sobre todo por infección disminuye con rapidez, y con las vacunas es un poco más lenta (de 5 a 6 meses). “También el virus muta rápidamente de forma que permite eludir las pruebas diagnósticas, más la indisciplina social y el ritmo desigual de vacunación en el mundo hacen que el cálculo de un porcentaje no sea local sino global”, indica el doctor Nikolaos Kiriakidis, inmunólogo de la UDLA; tal como sucede en Dinamarca y Hong Kong donde por eliminar las restricciones tienen hasta las calles convertidas en UCI. Falta mucho para llegar de pandemia a endemia, añade el doctor Le Polainm, de la OMS, “pero de momento no estamos en ese punto y por lo menos nos tomaría lo que resta del año”, para que el SARS–CoV–2 se convierta en endémico similar al influenzavirus, con brotes estacionales controlados y vacunas actualizadas para controlar y disminuir los casos graves. Y según la Clínica Mayo (Estados Unidos) ante la alta transmisibilidad de ómicron (Ba2) se precisa el 94 % de la población inmunizada para detener la transmisión del virus, número que el planeta se encuentra muy lejos de conseguir a la fecha, solo el 59,5 % de la población mundial tiene una sola dosis, con desigualdades muy marcadas entre los países ricos y los pobres. En Ecuador, de mantenerse las medidas de bioseguridad y el ritmo de vacunación, es probable que en junio de 2022 empecemos a llegar a esa meta: la endemia; sin embargo, el peligro de una mutación letal sigue latente, por lo que hasta esa fecha hay que mantener el uso de mascarillas, distanciamiento, no permitir eventos masivos, y tener movilidad limitada en los feriados y fines de semana. De continuar autoridades actuando de manera antitécnica e indolente, el índice de morbimortalidad se elevará afectando gravemente a los no vacunados, a mayores de 60 años (en especial quienes no han recibido la tercera dosis), a pacientes oncológicos, a inmunodeprimidos y otros sensibles y probablemente mueran, aunque haya suficientes camas, como sucede en estos momentos. En mi entorno murieron 10 personas por COVID–19 en los últimos 15 días. En solidaridad con los grupos sensibles, los ciudadanos no deben movilizarse este feriado, sino quedarse en casa. (O)
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Francisco Plaza Bohórquez, doctor en Medicina, Guayaquil