En abril de 2019 EL UNIVERSO me publicó la carta ‘Producción de agrocombustible’, donde resalté los beneficios de la siembra e industrialización de la higuerilla para producir biodiésel, en sustitución de los combustibles fósiles eliminando su importación y los subsidios que se otorgan a sus usuarios. Hoy en día cobra vigencia dicha sugerencia y de haberse acogido hubiera evitado los reclamos con pérdidas en octubre de 2019 y junio de 2022.

Dado el incremento del precio del barril de petróleo y sus derivados por la invasión de Rusia a Ucrania, y por factores geopolíticos, el Gobierno nacional a través de los ministerios de Agricultura y Ganadería; y de Producción, Comercio Exterior Inversiones y Pesca, podría llevar a cabo dicho proyecto que no solo disminuiría los subsidios a los combustibles sino que generaría miles de puestos de trabajo e ingresos que mejorarían la calidad de vida de los agricultores. La siembra de higuerilla no requiere de suelos fértiles, pudiendo cultivarse en las provincias de Guayas, Santa Elena, Manabí, Loja, y zonas semidesérticas con pocas lluvias, aprovechar represas, canales de riego existentes, usar racionalmente el agua con sistemas de microaspersión y tecnologías para mejorar producción, rendimiento y rentabilidad. De la semilla de dicha planta se obtiene el biodiésel de aceite de higuerilla, no comestible. Con la siembra e industrialización se aprovecharían los incentivos tributarios que den el Gobierno nacional y los gobiernos nunicipales (GAD) a las empresas que se establezcan en las zonas de desarrollo. A los agricultores les deberían capacitar, dotar de técnicas, viveros, semillas, trasplantes, riego, fertilizantes para cosechar y comercializar; incorporar a ingenieros agrónomos, técnicos, operadores de maquinarias agrícolas graduados en universidades que asesoren al agricultor. (O)

Ramón Enrique Chávez Pino, economista, Guayaquil