Cuando niño, escuchaba decir a mi padre a amigos, “debemos seguir luchando para dejar de herencia a nuestros hijos un país lleno de progreso, paz y libertad”.
Crecí en Ecuador otrora ‘isla de paz’, el que hoy vivimos es el de otra realidad. Me pregunto, ¿los valores que nos inculcaron en casa se fueron por el caño? Que la culpa es nuestra, dicen carcamales políticos que no hacen mea culpa de que son los que por protervos intereses traicionan al pueblo, los que en las campañas le ofrecen el oro y el moro, pero son ellos los que sacan provecho. No han logrado saciar su glotonería por el poder y dinero. Responsables de la crisis económica, política y moral, y de la pobreza, desocupación, inseguridad, corrupción, impunidad, que hoy soportamos los que vemos con cuánta impavidez el gobernante trata de hacernos creer que todo está bien, que un día en un foro con empresarios tuvo la desfachatez de decir que comía arroz con huevo, dormía tranquilo; (porque Ecuador le importaba un bledo).
Indolentes –no les conmueve nada– se los vio al inicio de la pandemia cuando dejaron abandonados a su suerte a trabajadores de la salud sin equipos de bioseguridad, hospitales sin medicamentos donde miles de ecuatorianos murieron y fueron expuestos en aceras, y sepultados en cajas de cartón. Metieron mano en las planillas de energía eléctrica y ninguna autoridad se atrevió investigar, mientras un grupo politiquero indeseable recibía instituciones del Estado. Somos un Estado fallido donde en las calles y cárceles se aplica la justicia por propia mano, donde el derramamiento de sangre se está haciendo muy común. ¿Y los culpables?, son los que con sobreprecios construyeron obras monumentales y olvidaron rehabilitar a las PPL, personas privadas de libertad. Este Ecuador no quiero para mis hijos y nietos. Devuélvanme el Ecuador de progreso, paz y libertad por el que lucharon mis antepasados. (O)
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Édison Gelacio Mora Mora, Guayaquil