En elecciones los políticos dicen que los ciudadanos, quienes sufragamos, somos sus mandantes; sin embargo, cuando se posesionan, empoderan de cargos, lo primero que hacen es olvidar a quienes somos sus mandantes.

Los ecuatorianos elegimos democráticamente a un presidente constitucional de la República para que gobierne el país 4 años, no obstante, si hubieren acontecimientos que constitucionalmente ordenen cesarle en sus funciones, así debería proceder la Asamblea Nacional en acto legal, legítimo y políticamente correcto. Pero, contrario a esto sin motivación ni causa justa, una mayoría parlamentaria pretende cambiar a un presidente democráticamente electo, mediante un juicio políticamente incorrecto, a cambio de intereses, alcanzar cuotas de poder en próximas elecciones de la Asamblea y controlar desde esta al sucesor del presidente de la República cesado. ¿Y nosotros qué, solo tenemos que verlos actuar y resignarnos sin más?, no señores..., necesitamos un borrón y Constitución nueva, con personas de trayectoria ejemplar y honorable, por cuanto la Asamblea al tutelar un acto ilegal e ilegítimo ha roto la Constitución de la República del Ecuador. (O)

Víctor Eligio Gavilánez Castro, economista, Guayaquil