Todo efecto tiene una causa. Esta ley es tan antigua como la humanidad.
Miramos estupefactos el accionar de la justicia en Ecuador: acciones de protección a más no poder; pretextos para liberar delincuentes; decisiones con dos votos de cinco; un Consejo de Participación Ciudadana entregado por completo a una causa particular sin pensar siquiera en los intereses del pueblo que los eligió; y así sin parar.
Pero ¿de dónde surge todo esto? Pues, desde mi perspectiva, sin duda alguna de una constitución mal planeada y mal elaborada, aprobada en el 2008. También, de un Código Orgánico Integral Penal lleno de triquiñuelas y recovecos hechos para eludir a la justicia, y que además provee de una permisividad absoluta a los jueces encumbrados a sus puestos por intereses de un grupo político.
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Esta constitución, madre de algunos problemas del Ecuador, fue elaborada por personas sin ningún conocimiento de nuestra realidad. Mientras que el Código Orgánico Integral Penal fue elaborado por un grupo de desconocedores de su responsabilidad.
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Tampoco olvidemos el Código de la Democracia, un esperpento que, considero yo, se usa para que se nombren candidatos sin ninguna preparación, causando el peor de los males al pueblo ecuatoriano.
¿Adivinen quién lo hizo? Exactamente, las mismas personas que dijeron que la Constitución iba a durar 300 años, y que ahora quieren otra constituyente para modificarla.
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¿Y la ciudadanía universal? Se convirtió en una herramienta de ingreso de delincuentes y criminales mezclados entre otros. Es una mascarada para que ingresen agitadores entrenados para desestabilizar a nuestro país.
Claro que ya lo hicieron y con eso nos condenaron a vivir lo que hoy vivimos: la liberación de delincuentes; habeas corpus por doquier; acciones de protección a la orden del día; y crímenes por todos lados. (O)
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José Manuel Jalil Haas, ingeniero químico, Quito