Fui en Entre Ríos a las oficinas de una empresa de telefonía celular, en un centro comercial, a realizar el pago del servicio. ¡Oh, sorpresa, me cobraron $ 0,60 adicionales!
Al preguntar a un empleado quien vestía el uniforme de dicha empresa, la razón de este rubro adicional, me supo decir, “es por tasa de cobranza y transferencia”, haciendo un ademán, señalando con el dedo la ventanilla de caja donde él se había trasladado desde su cubículo a Caja, a recibir el dinero (pues era la única persona que atendía en ese momento). En la ventanilla de Caja estaba pegado un membrete rectangular de menos de 10 x 20 centímetros que decía el nombre de una empresa –que da servicios transaccionales a sectores público, privado y financiero– (sin laborar ahí ni un solo empleado de esta empresa). ¡Hasta cuándo el Gobierno, cómplice, permite tanta mañosería, este es un costo adicional, a pesar de la crisis provocada por la pandemia, que debemos pagar todos los ecuatorianos en todos los servicios públicos, luz, agua potable, impuestos prediales, etc.; ahora la malsana actitud alcanza hasta a los servicios privados! Puede parecer poco $ 0,60, pero por factor multiplicador calculen por miles o millones de usuarios los valores exorbitantes que cobran estas empresas. (O)
Irak Isaí Gaitán Tamayo, abogado, Guayaquil