Existe insatisfacción en el pueblo respecto de mecanismos institucionales del andamiaje legal de nuestro país y, obviamente, que caen en lo injusto de nuestra vida pública; hablo del régimen partidista, seccional, judicial, electoral, etc.
Aumenta el clamor ciudadano de que eliminen tantos partidos políticos, y es comprensible porque les atribuimos la mayoría de los males actuales y de que existan ciudadanos de “primera”, es decir, personas que pueden ser elegidas y ciudadanos de “segunda”, que no pueden ser elegidos. La condición de ciudadanos de primera la adquieren simplemente adhiriéndose a cualquier partido político, más concretamente consiguiendo trepar a las cúpulas de los partidos, entonces el minúsculo grupo que logra esto no es precisamente en muchos casos el más capacitado, honesto o patriótico del Ecuador; dan sin embargo, artificiosamente, una falsa imagen.
Los partidos políticos deben dejar de ser clubes privados, de los que se quejan los políticos o candidatos independientes.
En el Ecuador, América Latina y países subdesarrollados, ciertos partidos políticos son organismos privadísimos, marchan obedientes al influjo de sus caudillos, dueños o de los señores presidentes, que también son dueños de partidos, “partidos familiares”. La democracia interna de los partidos debe fortalecerse y transparentarse. Políticos deberían ganarse el puesto en el partido, y no como se hace, que llegan como figuras de adorno por simple gusto del dedillo caudillista. (O)
Jaime Véliz Ortiz, Guayaquil