Hace poco tiempo Ecuador pasó a ser parte de la tendencia mundial del cáñamo o cannabis no psicoactivo, que tiene grandes propiedades medicinales y se ha convertido en el aceite milagroso. Sin embargo, el cáñamo tiene muchas más formas en las que puede ser comercializado, no solo es el aceite.

Ecuador está apostándole al cáñamo con el fin de entrar a competir en el mercado mundial de proveedores de aceite de CBD, muy requerido por la industria farmacéutica, cosmética y de productos naturales. Una de las ventajas del cáñamo es que puede ser aprovechado en su totalidad; su fibra sirve para hacer telas y demás productos que de esta puedan derivarse. Sin duda alguna, es un mercado internacional creciente y atractivo. Pero para que la producción, industrialización y comercialización de un producto sea una política de Estado, debe existir también una oferta competitiva por parte del sector privado. Son estas decisiones del Gobierno las que merecen ser analizadas.

Una vez que el Código Orgánico Integral Penal (COIP) despenalizó el uso, consumo, producción y comercialización del cannabis no psicoactivo con una concentración de THC menor al 1 %, se abrieron las puertas a una nueva industria local y con miras a exportación. Pero el hecho de que Ecuador haya permitido la legalización de esa industria no significa que no tenemos competidores que están más adelantados y que podrían ser mucho más competitivos.

Ese es el caso de países como Colombia y Uruguay, que desde el 2020 permiten la cosecha e industrialización del cáñamo en zonas francas agroindustriales, lo cual les permite ser más competitivos en términos de precios con países que tienen un conocimiento de mucho más tiempo, como es el caso de Holanda, Francia, Canadá, Reino Unido e incluso China.

Por otra parte, las instituciones encargadas de la regulación y control de este mercado son el ARCSA y el MAG; ambas han emitido y socializado sus reglamentos, solo estamos a la espera de su publicación. Por su parte, el MAG regula la emisión de las siete licencias, sus costos y procedimiento. Se estima que los tiempos para la emisión de las licencias sean de aproximadamente 60 días, y para que Ecuador cuente con una producción propia de cáñamo deberíamos esperar al menos 180 días, a pesar de que es de ciclo corto.

Así como el cacao, el café y el banano han tenido sus momentos de auge, se pronostica que lo mismo podría pasar con el cáñamo, y es por ese motivo que otros países de la región han adoptado medidas para promover su cosecha e industrialización, otorgando beneficios e incentivos a los productores para que sean competitivos a nivel internacional.

Mientras tanto, ¿qué está haciendo Ecuador al respecto? Pues hasta el momento se han emitido varias regulaciones, los precios de las licencias, pero aún no se contemplan incentivos o beneficios para los empresarios y emprendedores que quieren incursionar en este mercado.

Adicionalmente, es importante tener en la mira un desdoblamiento de subpartidas para todos los productos que se van a producir y ver las zonas francas agroindustriales como una alternativa. (O)