Las maniobras navales Unitas LXI -de la Armada de los Estados Unidos- terminaron el 11 de noviembre, pero la cooperación para la seguridad del Océano Pacífico Oriental (OPO) se fortaleció más, ya que se concretó en el entrenamiento con las fuerzas de más de una decena de países que participaron de forma real o virtual -en los ejercicios navales-, en una variedad de escenarios marítimos simulados, generando vínculos de confianza e incrementando la interoperatividad entre las armadas de América.
Mientras las Unitas LXI se realizaban frente a las costas de Manta desde inicios de noviembre de 2020, varias armadas amigas ejecutaban tareas similares en el contexto del ejercicio Malabar en la bahía de Bengala, costa oriental de India, y días más tarde las maniobras se trasladaban a Goa, en la costa occidental, con la participación de dos portaviones: USS Nimitz e INS Vikramaditya, acompañados de naves de primera línea de Australia y Japón. Si bien este ejercicio Malabar no es tan antiguo como el Unitas, las tareas son similares.
En el contexto estratégico, en el OPO es vital defender el comercio marítimo, controlar las amenazas de índole asimétrica alrededor de la cuenca de Panamá, trabajar en la asistencia humanitaria, el apoyo en los desastres naturales y dar especial atención a los problemas de la pesca ilegal no declarada, no reglamentada. En Asia, en cambio, el “punto caliente” es el mar del sur de la China (o mar de la China Meridional) por los derechos sobre la ZEE -Zona Económica Exclusiva, o mar patrimonial- y la plataforma continental.
En ambas regiones y ejercicios, lo fundamental es la cooperación, única forma de control del mar en estos enormes espacios oceánicos expuestos a amenazas que vienen de múltiples fuentes. (O)
Hernán Rodrigo Moreano Andrade, militar (S.P.), máster en Oceanografía; Guayaquil