La diabetes tipo 1 es una enfermedad multifactorial que se presenta cuando el páncreas no produce insulina que mantiene los niveles de glucosa en la sangre, y a diferencia de la diabetes de tipo 2, es autoinmune y no puede prevenirse.
Ciertas personas con esta enfermedad enfrentan dificultades económicas ya que el tratamiento está basado en la insulina. El problema es que los análogos de insulinas no los proporciona el sistema de salud, tampoco las herramientas para su aplicación. Por ello es una enfermedad costosa que implica en promedio un gasto de entre 350 y 500 dólares mensuales el tratamiento. En noviembre de 2017, en la Asamblea Nacional se dictó una resolución por el Día Mundial de la Diabetes, el artículo 7 literal D, resuelve dotar de insulinas análogas y tiras para el control de la glucosa a todos los pacientes con diabetes tipo 1, y que se garantice el acceso completo a los insumos para el manejo de esta enfermedad, porque una persona con este padecimiento si no se administra insulina un día pone en riesgo su vida. Y el artículo 7 literal C se refiere a reforzar la capacitación de médicos y personal de salud. No se ha cumplido esto. Niños con diabetes tipo 1 necesitan insulina para vivir, medidores de glucosas, y tiras reactivas ya que deben medirse entre 7 y 10 veces al día, es decir, el requerimiento es de 4 frascos y 50 tiras para el mes. En esta pandemia del coronavirus aumentó el estrés y hace falta la actividad física, por tanto en ciertos pacientes sus valores de glucosa se vieron afectados. El COVID-19 desplazó algunas enfermedades catastróficas causando un retraso en el tratamiento y la atención regular de consultas médicas, esto afectó la calidad de vida de niños con diabetes tipo 1, grupo vulnerable que espera ser atendido por los gobiernos centrales. Es necesaria una capacitación formal y continua, particularmente a todo personal de salud de primer nivel de atención, para que se logre el correcto seguimiento de pacientes con diabetes y acompañamiento a los familiares. Soy madre de una hija con diabetes desde hace 26 años, y durante todos esos años no he recibido una sola gota de insulina de parte del Estado, su salud avanza sin mayores complicaciones, basada en la educación en diabetes. (O)
Aracely Basurto Calderón, química farmacéutica, Guayaquil