Durante la Segunda Guerra Mundial se estableció la Junta Interamericana de Defensa (JID, 1942), para sugerir acciones defensivas del hemisferio contra cualquier acción de las potencias del Eje; actualmente, es órgano asesor militar de la Organización de los Estados Americanos (OEA) desde su creación (1948). Ecuador salió de la JID en 2015, durante el gobierno de Rafael Correa, y se reincorporó en 2019 en el gobierno del presidente Lenín Moreno, cambios con criterios geopolíticos.

Al inicio de la Guerra Fría se creó el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR, 1947), para defenderse de cualquier ataque armado de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Ecuador se integró en 1948 y ratificó en 1950; salió en 2012 y ratificó la Asamblea en 2014, en el gobierno del expresidente Correa, quien ingresó al país a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur, 2008); luego muchos países miembros salieron, Ecuador lo hizo en 2019; además, ingresó a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), creada en 2004 por Cuba y Venezuela, pero salió el 2018.

Unitas, palabra latina que significa ‘unidad’, fue creada con base en esas dos organizaciones por iniciativa de la Armada de los Estados Unidos de Norteamérica (1959) para defender al hemisferio, aprovechando los medios entregados por el “Pacto de Ayuda Militar”, mediante operaciones navales combinadas con las armadas de los países latinoamericanos. Ecuador salió en 2007, durante el gobierno de Correa, y retornó en 2018 con el gobierno de Lenín Moreno.

Las operaciones Unitas se realizan cada año. La sede es alternada entre los países integrantes y en tres zonas marítimas: Pacífico, Atlántico y Caribe. El objetivo de las armadas es entrenar, capacitar, cooperar y establecer vínculos de confianza, mediante la interoperabilidad de ejercicios navales que incluyen vigilancia, patrullaje, interdicción contra el narcotráfico y la pesca ilegal.

Ecuador ha sido sede de las Unitas LXI (2020). Con el puerto de Manta como centro de operaciones, nuestra Armada fue anfitrión-participante. De forma física participaron unidades navales y aéreas de las armadas de EE.UU., Colombia y Perú; y, mediante medios tecnológicos de comunicación: Argentina, Uruguay, Brasil, República Dominicana y Francia.

Es muy importante para nuestro país y Armada validar el profesionalismo y capacidad de interoperar con otras que tienen las mismas tareas de soberanía y defensa; establecer niveles estratégicos y operacionales de apoyo contra las amenazas comunes y ganar respeto porque demostramos tener una fuerza naval organizada, disuasiva y preparada para la defensa. Es vital el control de nuestro mar para impedir el libre uso por parte del narcotráfico, de las flotas extranjeras en pesca ilegal y otros delitos. Se recomienda a los candidatos a la presidencia de la República que integren en sus planes de gobierno una política exterior en el asunto tratado, transparentando sus intenciones de permanecer en el sistema democrático o llevarnos a modelos totalitarios fallidos como el cubano-venezolano. (O)