Buenas son las ideas para eliminar subsidios, pero nadie sabe para quién trabaja, pues si se ingresa el resultado de esa eliminación directamente a las arcas fiscales, daría un crecimiento del centralismo que conspira contra el desarrollo del país.
¿Cómo contribuir a que la eliminación de un subsidio sea trastocado al concepto de un impuesto y ese acto administrativo sirva para demostrar que se quiere actuar con justicia para atender a los sectores postergados por el centralismo? En ese rendimiento económico de eliminar de golpe o en forma escalonada el subsidio, el resultado de la distribución debe ser el 50% para las provincias según su extensión territorial, y el otro 50% para las provincias, proporcional en atención a la población residente; y sea manejado por los directorios de los consejos provinciales para evitar la asignación a dedo, y sirva a requerimientos esenciales: focalización para que se incremente el bono de desarrollo humano mensual, y se dote a las provincias fronterizas con menos población, de colegios, hospitales, ancianatos, orfanatos, albergues, campamentos militares y policiales con lo mejor de controles aduaneros y policiales para disminuir el contrabando. (O)
Salvador Loffredo Autheman, ingeniero civil, Guayaquil