Los miembros del congreso, senado, asamblea o cámara de diputados siempre se han considerado los representantes del pueblo y han tenido una historia en común; sus principales atribuciones han sido legislar y fiscalizar.

El Senado, de Senatus (consejo de ancianos), nació en Roma durante los siglos VIII y VI a. C., estaba formado por los ancianos de las familias patricias más poderosas y tenían como funciones fundamentales el ser un órgano consultivo, ayudar y aconsejar al monarca en sus tareas de gobierno, frenar el abuso de los magistrados, declarar la guerra y recibir a los embajadores, entre otras atribuciones.

Nos saltamos al siglo XVII, “La división de poderes fue inicialmente teorizada en el Segundo Tratado sobre el gobierno civil, un manuscrito político de 1690 escrito por el filósofo inglés John Locke (1632-1704) donde distingue un Poder Legislativo que crea las leyes (el principal para Locke); un Poder Ejecutivo que vela por la ejecución y aplicación de las leyes y un Poder Federativo que conduce las relaciones internacionales, en particular el poder de hacer la guerra, celebrar tratados y establecer relaciones diplomáticas.

Sin embargo, la Separación de poderes es materializada por el filósofo y jurista francés Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu (1689-1755), quien en 1748 escribió El espíritu de las leyes, que identificó tres poderes del Estado: Legislativo, Ejecutivo y Judicial. La diferencia entre división y separación es que en el primero se acepta la preponderancia de un poder sobre otro, como Locke llamaba al Legislativo el “Poder preponderante”, y en el segundo su finalidad es la mutua anulación entre los diversos poderes para que ninguno pueda dominar ni ser dominante.

En nuestro país, el Poder Legislativo históricamente era conocido como Congreso Nacional; en la Constitución de 1978 se le puso el nombre de Cámara Nacional de Representantes y ahora, en la nueva Constitución (2008), se lo bautizó como Asamblea Nacional. Con la frivolidad y arrogancia, características propias de Rafael Correa, se dijo que con la nueva Constitución superaron a Montesquieu porque crearon dos nuevos poderes: el Electoral y el de Transparencia y Control Social.

Desgraciadamente, muchos de los actuales asambleístas están involucrados en hechos bochornosos y a decir del presidente de la Asamblea, 60 de sus miembros tienen cuentas pendientes con la justicia, de los 77 restantes ¿cuántos tienen la suficiente calidad moral para tirar la primera piedra? Ahora pretenden lavar su conciencia a través de una lluvia de juicios políticos.

Una de sus responsabilidades es legislar; hay proyectos de leyes importantes que reposan en los archivos para eternas memorias, quizá por desidia o cálculos políticos, los legisladores no se empeñan en aprobar. Pruebas al canto: la ley de extinción de dominio, la Ley del Código de Seguridad y Defensa integrada por 4 leyes: Defensa Nacional, Inteligencia, Sistema de Seguridad Ciudadana y Orden Público, y Sistema Nacional Descentralizado de Control de Riesgo.

En la Asamblea, la probidad notoria de sus miembros resulta un mito. (O)