Por Manuel del Valle
El mes de septiembre cerró con un total de 7.440 fallecidos en todo el territorio ecuatoriano, por todas las causas. Si a esta cifra se le restan los decesos mensuales promedio antes de la pandemia se obtienen 1.080 muertes en exceso, el 65 % de las cuales son atribuibles al COVID-19. El estimado de las muertes por efecto del virus en septiembre es, pues, de 702, en todo el país.
El estimado de 702 no es ni la octava parte de los fallecimientos calculados para el catastrófico abril, en el que se alcanzó la cifra de 9.323 muertes atribuibles al COVID-19, principalmente debido a lo que pasó en la provincia de Guayas. El estimado de 702 es también mucho menor del que se observó el pasado mes de agosto en el que ocurrieron 2.327 muertes atribuibles al virus. En septiembre ha habido, pues, una reducción del 70 % con respecto al mes anterior.
Haciendo un estimado de los fallecimientos por COVID-19 durante toda la pandemia –desde marzo a septiembre– los decesos llegan a 21.465 (la cifra oficial es de 11.433) de los cuales el 43 % sucedió durante el mencionado mes de abril. Desde aquel mes, la situación en esa provincia se ha estabilizado a niveles algo por encima de los decesos en ausencia de la pandemia.
En lo que se refiere a los efectos de la suspensión del estado de emergencia a nivel nacional, que entró en efecto el 13 de septiembre, el tal rebrote anunciado por algunos analistas no se ve reflejado en las cifras del Registro Civil.
A pesar de que ya han transcurrido más de 18 días desde dicha suspensión, no solo no ha ocurrido el rebrote, sino que se observa más bien una disminución notable de los decesos.
En estos días se viene vaticinando un incremento sustancial en las primeras semanas de octubre; esperemos que esos pronósticos sean también desmentidos por los datos que se publican diariamente.
En el mes de septiembre, la provincia de Pichincha representó casi el 50 % de fallecidos por COVID-19 a nivel nacional, con un total de 350 decesos. Cabe anotar que, en la última semana del mes, el exceso de decesos llegó casi a cero, con un promedio de 2 o 3 diarios, que es una cifra insignificante considerando que la población de la provincia es de más de tres millones.
El descenso importante de muertes por COVID-19 durante septiembre a nivel nacional y en particular de la provincia de Pichincha se puede deber a varias causas, entre ellas al aprendizaje del sistema hospitalario frente a un virus que al comienzo nos tomó por sorpresa, al acatamiento de la población de medidas de bioseguridad o a un debilitamiento intrínseco de la propagación del virus.
Sin embargo, dentro de las causas se debe mencionar el buen manejo de las políticas públicas en un entorno de grave crisis fiscal, en la que el Gobierno estaba desarmado para semejante batalla.
En todo caso, las cifras alentadoras de septiembre no deben generar un peligroso triunfalismo que incite al abandono de las medidas de bioseguridad y de restricción vehicular, pues puede ser que, debido a ellas mismas, los fallecimientos por el COVID-19 hayan disminuido marcadamente en septiembre. (O)










