La editorial ecuatoriana Paradiso, bajo la dirección de Xavier Michelena, ha difundido en los últimos años trabajos de investigación histórica en torno a la historia del Ecuador y su presente político con ensayos de actualidad, reportajes de fondo y biografías de primer nivel. Publicó la polémica investigación de Juan Carlos Calderón y Christian Zurita: El gran hermano: historia de una simulación, que cumple ahora diez años, y que resultó decisiva para evidenciar la corrupción que instaló el gobierno de Rafael Correa, y que provocó una persecución inédita contra el periodismo investigativo.

Paradiso recuperó la biografía de Robert Norris sobre Velasco Ibarra, El gran ausente; publicó el extenso estudio de Hernán Rodríguez Castelo sobre García Moreno, así como los ensayos de Enrique Ayala Mora –García Moreno, su proyecto político y su muerte– que ponen al día los estudios sobre el político ecuatoriano; y también la biografía de Abel Romeo Castillo: Medardo Ángel Silva; vida, poesía, muerte. Juan Montalvo ha sido tratado en dos tomos. Señalo esto porque evidencia un trabajo editorial sostenido, incluso con puntos de vista contrapuestos, lo que le da una objetividad ejemplar con la que siempre ganan los lectores.

Ahora se publican dos extensas biografías: Vicente Rocafuerte: su vida de novela, por Alejandro Querejeta, y José Joaquín de Olmedo, por Guillermo Arosemena. Este acierto editorial simultáneo, a modo de las vidas paralelas de Plutarco, destaca a dos figuras relevantes de la historia ecuatoriana del siglo XIX. Lo interesante es la relación que estas biografías tienen entre sí, por los silencios, acercamientos y distancias que tuvieron ambos personajes, y por la relación con la literatura. Paradiso empezó su trabajo editorial centrado básicamente en novelas, ensayos y algunos destacados poemarios. Aunque ahora publica más en historia y política, la literatura sigue siendo una mirada privilegiada para el editor. La biografía de Rocafuerte, por ejemplo, está narrada con los recursos de una novela; alterna la narración de un sirviente de Rocafuerte, Francisco de Quereizaeta, con la voz del mismo Rocafuerte, generando un dúo de consonancias que permiten recorrer la vida radicalmente nómada del político liberal en sus primeros años en Francia, y luego en sus destinos emblemáticos en Londres, México, La Habana o Lima. Esto permite un acercamiento mucho más intenso al sentido vital de Rocafuerte ubicado en un primer plano histórico mundial. Paralelo a él, Olmedo siempre ha estado vinculado a la literatura por sus poemas, pero ahora la perspectiva es justamente la contraria: Arosemena opta acertadamente por mirarlo lejos de su trabajo literario para dar relevancia a la figura histórica y política. Los resultados son reveladores de la importancia de Olmedo en el plano político, y que necesitaba evidenciarse todavía más contra ciertos tópicos.

Es llamativo el contrapunto en estas dos biografías: novelar a Rocafuerte lo revela más íntimo cuando su temperamento era activo y épico, y alejar de la poesía a Olmedo lo releva más dinámico y asertivo en el escenario histórico. Es recomendable leerlas en paralelo. (O)