Guayaquil en octubre es festiva. Pese a la pandemia, el celeste y blanco de la bandera guayaquileña ha logrado estar visible en la ciudad, que celebra el bicentenario de su independencia. La gesta se conmemora con la exhibición de seis carrozas en la Plaza de la Administración que recuerdan las actuaciones de los próceres.

Los festejos han sido programados por la Municipalidad con énfasis en cumplir los aforos permitidos y con modalidad de prevención para evitar aglomeraciones y festejar con responsabilidad.

El respeto por la vida propia y de las personas cercanas hace necesario recordar a cada paso que el peligro no ha pasado, que el coronavirus SARS-CoV2 sigue rondando, como lo evidencian los pacientes contagiados que ocupan las camas de los hospitales. Afortunadamente, la mayoría se recupera, pero nadie querría arriesgarse a contraer el virus. Por tal motivo, la recomendación sigue siendo evitar las aglomeraciones, mantener la distancia física entre las personas, usar de manera correcta la mascarilla y desinfectarse las manos con frecuencia.

Los murales recién inaugurados, en honor a los servidores que no descansaron durante la cuarentena por la pandemia, como los agentes de control del tránsito, el cuerpo de emergencias de los bomberos, los trabajadores de la salud y de la limpieza de la ciudad, que han sido elaborados en memoria de personajes que perdieron su vida por el COVID-19, son un justo homenaje a héroes cotidianos de la ciudad que cumplían con su trabajo durante la crisis sanitaria. La ciudadanía debe apreciarlos e interiorizar su significado.

De a poco Guayaquil va retomando su ritmo, sus habitantes vuelven a disfrutar de paseos en espacios abiertos, como sus plazas, malecones y parques; de su oferta gastronómica; o descubren lo nuevo que hay en la ciudad, como la Aerovía y monumentos; vuelven a frecuentar espacios de diversión y esparcimiento que han abierto con capacidad controlada. Todo ello, con las debidas precauciones, para preservar la salud y la vida. (O)