Como era de esperarse, se cerró el acuerdo con el FMI. Es un apoyo económico muy importante: $ 6.500 millones de los cuales 4.000 llegarán este año, plazo de 10 años (cuatro de gracia) e interés del 2,9 %. Importante y necesario (pero no para festejar) porque hemos perdido recursos del petróleo, remesas, inversiones y más (aunque los exportadores privados han hecho un fantástico esfuerzo para seguir creciendo).

Además, es un apoyo geopolítico: se abrieron muchas puertas cuando dejamos volar al dañino Assange y abandonamos el peligroso grupo del socialismo del siglo XXI y la cercana amistad con Venezuela que sigue su camino al desastre (es increíble cómo el presidente de Argentina, en cambio, dice sentirse solo para cambiar el mundo y extraña a Chávez, Evo o Correa… no hay nada más peligroso que los políticos que se sienten héroes que ‘cambian el mundo’). Algunos dirán que ese apoyo es una demostración de nuestra falta de soberanía; al contrario, perdíamos soberanía cada vez que nos juntábamos con los aliados equivocados, solo para resaltar el ego planetario de nuestro líder (él ganaba vanidad, el país perdía piso).

Pero es penoso, qué poco se habla en estos acuerdos de una reducción realmente seria del gasto público excesivo. Por supuesto, se sumarán 450.000 personas al Bono de Desarrollo Humano hasta el primer trimestre de 2021 y está muy bien en las circunstancias actuales, pero ¿cuánto es eso? 40 millones al mes. Se dice que se reducirán obligaciones pendientes (proveedores, jubilados, GAD, Seguridad Social) lo cual suena bien, pero ¿cuánto de esto es malgasto?, ¿cuánto irá a los GAD que desperdician sin temor?, ¿a proveedores que vendieron bienes y servicios inútiles? Esto es grave, porque nos dice que una parte importante de la deuda del FMI (y además de la China, y del alivio generado en el acuerdo con los tenedores de bonos), irá a parar al mismo Estado pesado, costoso, improductivo… ¡recordemos simplemente que la reducción salarial estatal es inferior al 10 %, en el sector privado quizás superior al 30 %! Tendremos que pagar esas deudas en el futuro, sin que hayan aportado nada sustancial al desarrollo.

Hay un ejercicio que el Gobierno nos debe: ¿cuánto ha reducido el gasto?, ¿cuánto, en cambio, sí ha destinado a actividades ligadas directamente al apoyo a familias y empresas vulnerables ante la crisis?, ¿cuántas complicaciones regulatorias ha eliminado para enfrentar con un peso más liviano las actuales vicisitudes (personalmente me siento afectado por los mismos trámites inútiles de siempre… ¿y usted?).

Mientras tanto, se ha liberado parcialmente el mercado de combustibles, lo cual es un paso sano. Se los podrá importar libremente alquilando instalaciones de Petroecuador, para lo cual será indispensable (¿se lo hará?) que no existan trabas burocráticas para esos alquileres y se establezcan precios competitivos. Libre importación, pero se mantiene el precio fijo del gas doméstico y la banda que se mueve muy (muy) lentamente en la extra y diésel de transporte.

…Damos pasos útiles, pero siempre evitando tocar ese monstruo que es el Estado, y mientras no lo hagamos se mantendrá esa frase tan cierta y peligrosa: un sector privado en crisis mantiene un Estado paquidérmico. (O)