Guayaquil arribará a su bicentenario de Independencia que se ejecutó el 9 de octubre de 1820, motivada por un grupo de compatriotas apoyados por damas guayaquileñas valientes, unidos en la Fragua de vulcano que buscaron la libertad de sus opresores.
El libro Anclas de la ternura, de Nicanor de Jesús Alejandro Reyes, peninsular que nació el 24 de diciembre de 1928, tiene el bello poema dedicado a la mujer guayaquileña titulado La guayaquileña bonita, que adorna a la mujer del río grande y del estero, de la Perla del Pacífico que admiró: “Ella es la guayaquileña, la sin par..., la guapísima..., la dueña del privilegio de dulcificar los instantes amargos... La capitana de un pueblo vestida de blanco y azul eterno. La que preside el rumor del viento y enarbola la bandera. La que orienta a la gloria a las multitudes con sus fraguas y trompetas…. La que construyó la historia...”. La guayaquileña además de su belleza es valiente y solidaria como Manuela Garaicoa, que era parte del grupo de héroes que buscó la independencia de Guayaquil. (O)
Evelio Reyes Tipán, técnico acuícola, Santa Elena