Recientemente el Instituto Cato ha lanzado una serie de ensayos que podrían servir para entender qué salió mal durante la reacción de EE. UU. frente a la pandemia, qué podemos aprender de esos errores y cómo prepararnos para un próximo evento similar. Quisiera comentar el ensayo de Peter Van Doren acerca de cómo y cuándo debemos “confiar en la ciencia”.

Primero, ¿qué es la ciencia? Van Doren explica: “La ciencia es una discusión continua acerca de las pruebas de hipótesis de causa y efecto mediante experimentos y comparaciones con la posibilidad de que las variaciones aleatorias producirán el mismo resultado... Los investigadores pueden ser demasiado cautelosos o demasiado despreocupados acerca de concluir que los resultados de la investigación reflejan una verdadera causa y efecto en lugar de una variación aleatoria”. Qué tan cautelosos o despreocupados deben ser los investigadores no tiene una respuesta científica. Por ejemplo, si se estima que una vacuna tendría efectos secundarios sobre 0,1 % de las personas, eso podría parecer poco, aunque el 0,1 % de la población de EE. UU. equivale a 330 000 personas. Van Doren concluye: “Si eso es aceptable o no, no es una cuestión científica”.

Segundo, a veces “la ciencia es mucho más que ciencia”. ¿Recuerdan que varios científicos de EE. UU. respaldaron las protestas por el asesinato a manos de la policía de George Floyd en un comunicado público a fines de mayo, tan solo unas pocas semanas después de haber condenado las protestas en contra del cierre obligatorio de negocios? Los científicos también son personas de carne y hueso y también les sucede que no logran separar su papel de científicos de sus criterios y preferencias individuales acerca de temas que nada tienen que ver con la ciencia.

Tercero, “la ciencia” no es un criterio unísono y es una conversación constante acerca del conocimiento actual. Los científicos y expertos suelen discrepar y esto es particularmente cierto con fenómenos nuevos como el COVID-19. ¿Recuerdan cómo las autoridades desde la Organización Mundial de la Salud hasta las nacionales nos decían inicialmente que no era necesario usar mascarillas a menos que tuviéramos síntomas? La actitud científica requiere que cambiemos nuestro criterio con base en la nueva información y/o evidencia.

Cuarto, hay consideraciones adicionales a los resultados científicos. Aun cuando la ciencia sea clara, hay otras consideraciones importantes como los beneficios y costos económicos, así como aquellas de valores filosóficos. Van Doren señala: “La ciencia no nos dice cómo asignarle peso a un riesgo mayor de transmisión de COVID-19 frente a otros valores, como la libertad de operar un negocio o continuar desempeñando el trabajo que nos provee sustento”.

Finalmente, Van Doren explica que muchos invocan “la ciencia” porque esta (mal entendida) sirve a los funcionarios públicos para imponer políticas públicas minimizando las discusiones. Además, “la mayoría de las personas no entienden la ciencia; la mayoría de las personas no entienden las estadísticas; la mayoría de las personas no entienden lo que hacen los científicos, cómo argumentan o cuál es el método científico. De alguna manera, la ‘comunidad científica’ es equivalente a una versión moderna del clero”. (O)