Al nuevo ministro de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana, Luis Gallegos, le asiste un gran desafío organizacional por el señorío a nuestra Cancillería.
El Servicio Exterior del Ecuador debe estar conformado por prohombres de excelsos méritos, cualitativamente calificados, que posean la capacidad profesional suficiente para asumir la elevadísima responsabilidad de representar al Ecuador ante otros Estados y organizaciones internacionales. La Cancillería ecuatoriana no debe convertirse en reducto de recomendados, influyentes, burócratas removidos..., lo que constituye una oprobiosa desvalorización del Servicio Exterior, una amenaza contra la imagen internacional del Ecuador y un despilfarro de recursos fiscales al financiar sueldos que no sean debidamente devengados.
Los informes de labores que con seguridad el nuevo canciller solicitará a los jefes de las 43 misiones diplomáticas del Ecuador deben contestar las siguientes inquietudes: ¿Qué gestión realizó cada embajador, cada cónsul, cada misión multilateral en los países y organizaciones donde se encontraban acreditados para procurar el auxilio y la cooperación que el Ecuador necesitaba durante los momentos más críticos de la pandemia? ¿Cuánto dinero desembolsó Ecuador en financiar los sueldos y la logística de decenas de embajadas y consulados durante la pandemia, y cuánto recibió el país por la ayuda gestionada por esas mismas misiones diplomáticas y consulares? ¿La Cancillería activó sus canales comunicacionales para mostrarle al mundo el horror que vivía el Ecuador y sus limitaciones presupuestarias y logísticas para atender por sí mismo la emergencia? La pandemia fue una prueba para los servicios exteriores de las naciones que resultaron más golpeadas. ¿Qué tanto le sirvieron al Ecuador sus costosas misiones diplomáticas y funcionarios consulares alrededor del mundo durante la pandemia? Son preguntas que además el canciller debe responderle a la ciudadanía y le servirán para seleccionar bajo absoluta probidad al personal que conforma nuestras misiones, priorizando los sagrados intereses de la patria a la que tendrán el honor de representar. (O)
Henry Carrascal Chiquito, Msc. en Derecho Internacional, Guayaquil









