La gloria de los grandes hombres debe medirse siempre por los medios que han empleado para adquirirla.
Optimismo y esperanza (ilusión) son dos subterfugios que permiten a los hombres estar contentos, para eso se han inventado las creencias, siempre hay que creer en algo para hacer o ser lo que quiera. Yo soy cristiano y me siento feliz y orgulloso porque creo que a través de Cristo llegamos a Dios, ese ser infinito que lo hizo todo y le dio inteligencia al hombre para que se crea sabio descubriendo lo que ya está hecho. Antoine de Saint-Exupéry decía que “lo esencial es invisible a los ojos de los hombres” y escribió El principito para que exploremos ese niño sabio que llevamos por dentro y saquemos con él el mayor provecho para encontrar el mejor refugio a nuestra soledad, en la incesante búsqueda de nuestros anhelos reprimidos.
Debemos confiar en el optimismo y con esperanza esperar un rebrote de amor en este inhumano siglo y podríamos disfrutar de ese principito que alguna vez huyó de la Tierra decepcionado, y de ser posible vislumbrar como Saint-Exupéry, un nuevo y brillante camino hacia las estrellas; así veremos cuánta luz hay en la oscuridad y cuánta agua dormida se encuentra en las tierras áridas. Solo así entenderemos que no se puede vivir sin Dios, sin amor. (O)
Hugo Alexander Cajas Salvatierra, cirujano, Milagro