En el pasado, la legislación de muchos países contemplaba que el deudor que no podía pagar una deuda, debía ir preso. Poco a poco, el no pago de una deuda, que en la inmensa mayoría de casos no es necesariamente un delito, una estafa, o una cuestión penal, ha sido desechado como causa para ir preso, excepto en el caso de que se trate de una acción de mala fe, una acción particularmente tramada para hacer daño al acreedor, es decir un asunto penal.

Pero así mismo, en todo país, el honrar las deudas contraídas se considera una obligación incuestionable. En el Ecuador de hoy, que funciona al revés, el hecho de haber pagado una porción de la deuda externa, y haber solicitado dentro de los términos que permitían los contratos, una moratoria, para sentarse a hacer un reperfilamiento de toda la deuda externa de bonos, ha llevado a que se considere que el ministro de economía y finanza deba ser llevado a juicio político.

El Ecuador no tiene moneda propia. El dinero con el cual hacemos nuestros pagos, con el cual podemos ir al supermercado, con el cual pagamos los colegios, los doctores, no lo emitimos. Viene del exterior. Y viene por exportaciones, que hoy están muy caídas; viene por remesas de los ecuatorianos que viven en el exterior, que nadie puede dudar que también por el COVID-19 en el mundo están muy disminuidas. Por lo tanto, la fuente que queda, para no quedarnos sin dinero, es lograr que el mercado mundial nos preste dinero. Y justo, en este preciso momento, se les ocurre a ciertos sectores enjuiciar al ministro por pagar, con lo cual el mensaje a quienes nos pueden dar más dinero en este momento tan crítico, ya que si no conseguimos esos recursos nos quedaremos sin medio circulante, sí, justo en este momento, se manda un mensaje salvaje, insólito, de locura a los posibles prestamistas: Si usted le presta dinero al Ecuador, cuando toque pagarle, al ministro se lo pueden devorar en el congreso. ¡Qué lógica es esta!

¿Se entiende realmente cómo funciona una dolarización? ¿Se entiende cómo funciona el mercado internacional de capitales? ¿Tienen los acusadores amplia experiencia en ese mercado? ¿Se han sentado alguna vez a renegociar la deuda externa del país? ¿Les ha tocado negociar en sus vidas con el FMI, con el Banco Mundial, con el BID? ¿Se han reunido alguna vez y tienen experiencia de negociar con otros gobiernos? ¿Han hecho operaciones en la bolsa y han colocado bonos en el pasado, y conocen a los inversionistas? ¿Saben cuál es la interrelación entre todos estos actores? ¿Saben que si no se logra un delicado equilibrio entre todos ellos se para el flujo de dinero, y no habrá con qué pagarles sus sueldos, no porque el gobierno solamente, sino la sociedad entera, se quedará sin dinero que en el Ecuador viene de afuera?

El Ecuador hoy nos muestra uno de los más claros ejemplos de demencia que podamos recordar. (O)