Se entiende por bioseguridad al conjunto de normas, procedimientos y protocolos que son aplicados para la prevención de riesgos o exposiciones de agentes físicos, químicos o microbiológicos, al manejo de residuos tóxicos, reactivos y derivados que afecten al ser humano y al medioambiente. A nivel sanitario, significa reducir la exposición de estos agentes en hospitales, laboratorios, áreas críticas, de desechos que están en riesgo de contagiar de cualquier patógeno contaminante al personal técnico, administrativo, de servicio, los pacientes y sus familiares.

Para prevenir, se deben aplicar tres elementos básicos: (1) educación de normas, procedimientos y protocolos estandarizados; (2) uso de equipos de seguridad, de protección, barreras de aislamiento, para todo el personal acorde con el nivel de área operativa; y (3) diseño y construcción de instalaciones que cumplan las normas ISO en la práctica clínica, de laboratorio u otras, que garanticen la calidad de los procedimientos para un óptimo funcionamiento sanitario. En la actual pandemia del COVID-19, a nivel mundial ha fallado la bioseguridad, nadie se esperaba que en tan poco tiempo el coronavirus SARS-CoV-2 iba a traspasar ciudades de otros continentes con enorme fuerza, como ocurrió en Guayaquil, donde el pico más alto se dio en abril; esto desencadenó pánico en la población y una cuarentena que lleva casi dos meses de aislamiento. Este terrible episodio ha impactado en la economía y estilos de vida de quienes habitan en esta ciudad porteña, ha reducido las oportunidades de empleo, ralentizado la inversión extranjera, les ha robado a los jóvenes y adultos la paz y beneficios de desarrollo alterando sus ingresos por hogar, muchos han caído en la desesperación y depresión afectando su salud física y mental.

Pero Guayaquil tiene historia de diversas desgracias ocurridas en siglos pasados y ha vuelto a reponerse con valentía y optimismo, por eso de sus habitantes se dice que tienen “madera de guerrero”. A medida que la curva epidémica baje, la ciudad retornará a sus actividades, siempre y cuando sus ciudadanos cooperen en el orden y respeto, solo así se podrá luchar por un desarrollo económico sostenible. Es importante que todos se protejan con mascarillas y visores faciales, mantengan los dos metros de distancia entre las personas, respeten el orden de llegada del transporte, supermercados, tiendas de abastecimientos, bancos, etcétera.

Recomendación: las calles tienen dos aceras, la una debe de ser utilizada por el transeúnte que camina de ida y la otra acera para los que van de regreso, así no habrá tumulto en las vías públicas. Se deben respetar los pasos cebra, y no dar cabida a la violencia; con un buen comportamiento se puede superar en el menor tiempo posible este desastre producido por un virus asesino. Pero si algunos ciudadanos siguen con aptitudes negativas de desorden y prepotencia, su mal comportamiento nos afectará a todos sin distinción de clases sociales. Con la unión y colaboración de todos los que viven en Guayaquil y la provincia del Guayas, se podrá vencer a este enemigo invisible. ¡Todos a luchar como un solo puño! (O)