El crimen sigue dando material a la literatura. Como si la tan anhelada normalidad no aportara lo suficiente –a menos que los hechos criminales sean parte fundamental del sustrato profundo de ella– para escribir la vida. Por eso tal vez, un autor como Javier Cercas, que ha hecho de los relatos reales la columna angular de su obra –esos relatos construidos como si fueran periodismo, con los datos de la más franca realidad–, salta con su último título a la gloriosa libertad de la ficción.
Terra Alta es una comarca de Cataluña en la que se desarrolla la mayor parte de la historia y en la cual pequeños pueblos y comunidades comparten organización e instituciones porque se trata de población escasa y existencia tranquila, distante en ocho horas de Barcelona. Allí ha ido a parar Melchor Marín, un policía que durante cuatro años enterró una accidental popularidad, que lo convertiría en blanco del terrorismo islámico.
La primera peculiaridad estructural consiste en un avanzar por doble vía: en la primera, del presente, el protagonista se ve abocado a participar en la investigación de un asesinato horrible: un anciano y rico empresario junto a su esposa han sido torturados y ejecutados en la sala de su propia casa; en la segunda vía se reconstruye el pasado del policía entre delincuencia juvenil, cárcel y viraje al orden, cuando decide ingresar a la fuerza policial. En este cambio tiene mucho que ver la lectura de la novela Los miserables, de Víctor Hugo.
Fiel a una frecuente revisión de los alcances de la novela –su ensayo El punto ciego es una formidable meditación sobre el género novelesco–, en Terra Alta se fortalece la idea de lo mucho que aportan las ficciones a las vidas concretas y de cómo los lectores apuntalan valores, rasgos de personalidad y metas, consumiéndolas. Es desafiante el desfile de títulos y las acotaciones que brotan en el diálogo de la pareja amorosa de la historia, en un romance que se gesta en un intercambio de libros, todo dentro de la versatilidad natural de la conversación.
Otro rasgo muy propio de Cercas es su proximidad con el tema de la Guerra Civil española: en él se consagró con Soldados de Salamina; a él volvió con El monarca de las sombras. En esta, su novela ganadora del Premio Planeta del año pasado, se abre un hilo hacia ese hecho oprobioso de España, que explica con contundencia cómo los odios sembrados por los bandos políticos y acendrados en la memoria, encadenan eslabones de sangre y venganza.
Auténtico thriller que se resiste al formato tradicional aunque cumpla con muchas de sus exigencias, Terra Alta regala una lectura apasionada en estos tiempos en que la muerte es un referente cotidiano, para comprobar que en las ficciones se lidia mejor con ella. (O)