En la edición del 23 de enero de 2020 del Diario Q, aparece el título “Controlan cabras por ecosistema”, adicionalmente, la nota dice que el método de erradicación de tal especie causó malestar. Asesinar a bellos animales domésticos cuyas hembras producen leche con las mismas propiedades de la leche materna para los infantes, es un despropósito; su eliminación en las islas Galápagos solo serviría para alimentar gallinazos. Me uno al malestar que debe convertirse en protesta.

Hace mucho tiempo me enteré que pagan por cada cabra muerta y esto es otra de las barbaridades que se hacen en el país. Si los habitantes de las islas Galápagos introdujeron las cabras, era para satisfacer sus necesidades alimenticias, pero se han multiplicado como las personas desproporcionadamente causando mil problemas, pero nadie ha ordenado que maten a la gente. Matar a un animal tan útil para la alimentación de las personas por la nobleza y sabrosura de su carne y de su leche, no procede. Los problemas de la humanidad tienen solución, se podría confinar en una isla a las cabras y exportar su carne. Se podría repoblar la Costa ecuatoriana con estos animales que en otra hora fueron un atractivo en la zona. En Zapotal (Santa Elena) y en muchos sitios donde la gente disfrutaba del famoso seco de chivo, ya no se lo encuentra con facilidad al chivo.

Convoco a los ecologistas para la búsqueda de una solución lógica y defensora de estos animales. En Estados Unidos, y en el simpar sitio de Andalucía (España) se crían las cabras y se produce el queso de cabrales como distintivo de esa región. En el norte del Perú se las privilegia con especial cuidado. El Estado ecuatoriano debe devolver las cabras de las islas Galápagos a la Costa ecuatoriana, lo cual es otra alternativa. ¡Atención señor ministro de Agricultura y Ganadería!(O)

Rafael Mendoza Avilés,

abogado, Guayaquil