Según datos de prensa, la inflación en el Ecuador es negativa: -0,77, pero absurdamente los precios siguen en alza, somos un país caro en comparación a nuestros vecinos y otros países más desarrollados comercialmente que el nuestro. Crecimos el 0,7% este año.
La inflación es una enfermedad de la moneda, lo que significaría que somos “sanos” monetariamente hablando, pero el dólar que utilizamos como moneda de cambio en el Ecuador pierde “poder adquisitivo” (?). La explicación se la dejo a los entendidos en economía fiscal. Pero la realidad es esa.
El Gobierno tomó los “toros por los cuernos” ante la falta de acuerdo entre patronos y trabajadores. El sector empresarial mezquinamente sugirió un aumento de salarios (básico unificado) de 1 dólar; y los trabajadores, un alza de $15. El Gobierno cortó por lo sano y subió $6 el salario, lo elevó a $400; cifra más manejable para los cálculos de pago y de liquidación. Pero habrá empresas y hogares que no podrán pagar $400 a sus empleados básicos y domésticas. Habrá despidos y la desocupación continuará. El Ecuador tiene uno de los salarios básicos más altos del mundo. Eso es bueno, pero el país no tiene, ni los empresarios ni los hogares tampoco, los ingresos suficientes para sobrellevar esta carga laboral. Es un “harakiri”.
Este año el Gobierno deberá tomar medidas en el sentido de lograr mejores oportunidades para la clase desocupada; esta deberá ser parte de las mayores preocupaciones del Gobierno, si no, ahí si nos estropeamos todos. “De buenas intenciones está empedrado el camino del infierno”.(O)
Sucre Calderón Calderón,
avenida Samborondón