Los acontecimientos que asuelan a la distante Australia son sobrecogedores. El país continente ha sufrido en el 2019 su año más cálido y seco, registrando en diciembre el pico más alto de temperatura máxima media: 41,9 ºC.

Los incendios forestales comenzaron en septiembre y los titulares conmocionan tanto por la gravedad de la situación como por la impotencia humana de no poder doblegar fenómenos de tal magnitud: unos mil millones de animales han muerto por los incendios; se autoriza la matanza de diez mil camellos por la sequía; las lluvias no garantizan la extinción del fuego; miles de australianos abandonan sus casas ante nueva alerta por incendios; vientos huracanados provocaron en el sudeste la fusión de dos enormes incendios, convirtiéndolo en un gigantesco fuego...

¿Estamos observando un preludio de lo que podríamos soportar en otras regiones si la humanidad no actúa con mayor conciencia sobre las acciones que están produciendo el cambio climático? En Guayaquil, algunos medidores de sensación térmica marcaron ayer 33 °C de temperatura; el jueves se llegó a 35,4 ºC. El valor récord que registra el Inamhi es de 36,6 ºC, en 1990. ¡Hace falta implicarse más! (O)