¿Cuáles son los beneficios de la era 4.0 para la sociedad, las empresas y el país?, trataré de sintetizarlas:

1°. Aumento de productividad. Una hora de trabajo online sin hurgar redes sociales, WhatsApp o buscar en la web cosas intrascendentes, equivale a tres horas de trabajo analógico. Solo tomando en cuenta el tiempo en traslados del hogar al trabajo, podemos tener idea de la productividad que se puede alcanzar. Si cada día viajamos una hora de ida y otra de regreso, estamos hablando de dos horas diarias que equivalen a diez semanales o cuarenta mensuales; lo que implica una jornada laboral completa cada semana ¡desperdiciada! No todos los trabajos pueden entrar en esta categoría, pero sí aquellos que realizan tareas a distancia, como operativas o administrativas. Hoy existen plataformas que apoyan al trabajo colaborativo a niveles increíbles de desempeño, algunos gratuitos y otros con versiones pagadas; son herramientas fabulosas para optimizar tiempos de ejecución, control. No debe sorprendernos que sociedades industrializadas como las nórdicas tienen jornadas semanales de apenas 32 horas, ganando lo mismo, porque el trabajo no se supedita al trabajo manual sino a más tecnología. La tecnología con propósito incrementa la calidad de vida, Si a inicios del siglo XX el conocimiento se duplica cada 120 años y hoy se calcula que cada 72 horas, ¿por qué debemos seguir como en la era del motor a vapor?

2°. Activación de negocios complementarios o cruzados. Muchos temerosos de la era 4.0 cuestionan qué va a pasar con el tiempo libre que cada quien obtenga, pues las tareas laborales terminarán antes o no se necesitará trasladarse de un sitio a otro para ejecutar la labor. Mi respuesta es que con el exceso de tiempo libre que se disponga por efecto de la tecnología, habrá más espacio para vivir con la familia, hacer deporte, reunirse con conocidos, etcétera. Esto activará nuevos negocios, industrias del bienestar o tiempo libre, junto a la de desarrollo tecnológico que ha consolidado su crecimiento, cada vez hay más oferta de spas, gimnasios, cafeterías... No debe extrañarnos que San Francisco, California, sea de las más caras de Estados Unidos porque está relacionada con la industria de la tecnología que activa otras como la del turismo, eventos, alquiler de viviendas, etcétera.

3°. Disminución de contaminación. Hace cuatro o cinco años publiqué que si el 20 % del parque automotor de Ecuador, o sea 500 000 vehículos, no circulaba una hora al día durante cinco días a la semana, el ahorro en combustible ascendía a $92 millones anuales. Hoy que el precio ha subido, el ahorro debería ser mayor, pero hay otras ventajas de no usar una hora el vehículo al día, por ejemplo, se evitan atascos, estrés, choques, tiempo. ¿Cómo así no usar una hora al día el vehículo?, ¿qué se hace?, actividades vía internet como reuniones de negocios, conferencias, transacciones... A veces vamos a la oficina por costumbre más que por necesidad. Podemos manejar el 50 % de nuestra gestión a distancia. Menos gente en la calle consumiendo combustibles implica menos contaminación. ¿Por qué no iniciamos esta transformación?, por desconocimiento (la alta gerencia en muchos casos no sabe que existen opciones para escalar en productividad), por miedo al cambio, por comodidad, falta de decisión.

4°. La transformación digital tiene más que ver con la tecnología que con el conocimiento y la actitud. La piedra angular de todo cambio es el conocimiento, pues da confianza; la tecnología es solo una herramienta. Si las grandes empresas no dan salto a lo digital, pueda que no resistan los cambios radicales que se vienen en la próxima década. Los diez años que vienen marcarán la diferencia entre ingresar al preuniversitario del primer mundo o retroceder al pleistoceno.(O)

Carlos Ricardo Jurado Peralta,

economista, Guayaquil