Jaques Chastenet, en El Parlamento de Inglaterra, afirma que la primera vez que la Cámara de los Comunes en Inglaterra utilizó la temible arma del impeachment fue en el siglo XIV (1374).
La facultad del Parlamento para ejercer el control político nace en Inglaterra. El monarca del absolutismo, legitimado por el derecho divino, estaba en principio fuera de la esfera de dicho control. La máxima inglesa: “The King can do no wrong” se traducía en que el rey no podía obrar mal, no se equivocaba y era infalible. Entonces, el impeachment se dirige a los altos funcionarios. Ellos son imputables y tienen responsabilidad política ante las Cámaras.
Esta herramienta de control político durante más de un siglo permanece intocada, pero será utilizada con fuerza contra el canciller Francis Bacón. Luego, le cuesta la cabeza al conde Straffort. Durante la guerra civil, en el que el rey Carlos I termina decapitado (enero de 1649), el impeachment es parte esencial del arsenal del Parlamento contra la Corona. Con la primacía del Parlamento, el control político se consolida y el rey tiene responsabilidades ante la Asamblea.
El impeachment de Inglaterra se traslada a los Estados Unidos. Ya en El federalista (números LXV y LXVI) del 7 y 11 de marzo de 1788, Alexander Hamilton señala el carácter judicial del Senado, que actúa como Tribunal encargado de juzgar las acusaciones a los altos funcionarios, por conducta indebida, abuso o violación del cargo público. Agrega que la imputación o acusación (facultad de la Cámara Baja) agitará las pasiones de toda la sociedad, dividiéndola entre quienes acusan al presidente y quienes lo defienden; lo que “pondrá en juego todas las animosidades, prejuicios, influencias e intereses de un lado a otro (…). Se correrá siempre un gran peligro de que la decisión esté determinada por la fuerza comparativa de los partidos, en mayor grado que las pruebas efectivas de inocencia o culpabilidad”. Y precisamente, tal perspectiva marcará la naturaleza del juicio político o impeachment contra el presidente.
Tal como en Inglaterra, donde la Cámara de los Comunes (Baja) presenta una acusación, y la Cámara de los Lores resuelve sobre ella; en el caso norteamericano, a la Cámara de Representantes (Baja) le corresponde la investigación y resolver sobre la acusación o imputación, mientras que al Senado le compete el juzgamiento, decidiendo la inocencia o culpabilidad, con el voto favorable de las dos terceras partes de sus integrantes.
En 230 años de democracia norteamericana, cuatro son los episodios de impeachment: el primero, contra el presidente Andrew Johnson (1868), quien fue imputado por la Cámara Baja y se salvó de la destitución en el Senado por un voto. El segundo, contra Richard Nixon (1974) por el escándalo conocido como el affaire Watergate, renunció antes de que la Cámara lo imputara. El tercero, Bill Clinton (1998/99) por el escándalo con la becaria Mónica Lewinsky, se salvó y salió fortalecido; y, finalmente, la imputación contra Donald Trump (2019), que deberá ser resuelta por el Senado, donde su partido, el Republicano, cuenta con una holgada mayoría. Si la fuerza numérica de los demócratas dio como resultado la imputación en la Cámara Baja, es altamente probable que la mayoría republicana en el Senado exculpe a Trump. (O)