En Guayaquil es costumbre ver automóviles sin placas y sus ocupantes son políticos, funcionarios públicos o posibles delincuentes. Todo automóvil debería circular con sus placas, sin excepción, ni siquiera el del presidente de la República.
Si el vehículo de la Presidencia de la República, de un ministro de Estado, o de un político, atropella o choca, el afectado debe tener el derecho de identificarlo por la placa. Los agentes de tránsito tienen la obligación de parar y llevarse detenido a todo vehículo que no cuente con su placa, fuese de quién fuese, y si se trata de un funcionario de alto rango, dicho agente debería ser condecorado por su valentía de haber hecho respetar la ley. En un país civilizado solamente los delincuentes circulan sin identificación.
Hace unos años, el hijo de un expresidente de la República acompañado de cuatro ‘matones’ (mal llamados guardaespaldas) chocó a un amigo; iba manejando agresivamente y eso fue presenciado por un oficial de tránsito y el vehículo no estaba matriculado. El hombre joven no quiso mostrar la licencia y tenía pegado adhesivos con la foto de su padre. El vigilante en lugar de pedir un operativo de ayuda para hacer respetar la ley, temeroso por las amenazas lo dejó ir. Mi amigo se quedó con su carro chocado, en la indefensión porque la autoridad no lo protegió, y con pérdidas materiales. Hace poco me enteré de un chofer que da el servicio de transportes a diferentes provincias, que su licencia la tiene caducada desde hace 15 años y que viaja con su camión sin estar matriculado. ¡Adivinen qué ha hecho para circular ‘sin que lo vean’!
Vehículos prioritarios, son los públicos o privados que están autorizados para emergencias, como los de la Policía, Defensa Civil, bomberos, ambulancias, etcétera; están autorizados a rodar con exceso de velocidad, pasarse luces rojas, siempre y cuando lleven sonando la sirena, y las luces de emergencias, no vulneren la prioridad de paso en las intersecciones de las vías o los semáforos, y tomar precauciones de que no existe riesgo de atropello a los peatones y de que los otros vehículos se hayan parado para facilitar su paso. Si hacen uso de las sirenas y luces sin estar en emergencia, es un delito y deben ser drásticamente sancionados. El vehículo de un funcionario público y peor de su familiar, no es prioritario en la circulación; si tanto apuro llevan, que salgan antes, y si tienen emergencia, pidan ser escoltados por un vehículo prioritario.
En campañas electorales es muy común ver vehículos –con fotos de los candidatos– que no tienen placa y a toda velocidad se pasan las luces rojas, y circulando por los carriles de la Metrovía de forma abusiva, y los vigilantes no tienen carácter para detenerlos. Mientras son autoridades, más deben de respetar las leyes, de lo contrario están demostrando complejo de superioridad. Hace unos años me tocó ver a un hombre joven –quien había comprado un banco con el dinero que le dejó su padre– que se trasladaba en su auto haciendo escándalo con una sirena para que le abran paso y por detrás iban camionetas con su seguridad personal que se pasaban las luces rojas. Los vigilantes los miraban sin saber cómo actuar.
Asimismo, he conocido personas que sus vehículos han sido chocados por un militar, marino o policía, que no tenían licencia de conducir y los vigilantes no los detuvieron. En ese momento ellos no son más autoridad que el agente de tránsito, y ese militar, marino o policía está cometiendo una sanción más grave que el ciudadano común.
A las autoridades de tránsito se les debe dar el total apoyo y la preparación para que les mejore su autoestima y que se hagan respetar y cumplir la ley, o sino seguiremos teniendo más autoridades prepotentes. La vida de cualquier ser humano vale más que el apuro de una autoridad por llegar antes a su reunión.(O)
Aldo Faidutti Navarrete,
avenida Samborondón