Nuestra invitada

Vivimos tiempos de conmoción. América Latina entera está en alerta. Ecuador en octubre, Chile y Bolivia hoy. Se están viviendo días de incertidumbre, vandalismo y efervescencia social. Y aunque cada país tiene sus propios matices, lo cierto es que todos ellos tienen un descontento guardado que ha llevado a miles de manifestantes a pronunciarse violentamente en las calles.

El caso de Ecuador es muy particular. Su gran desafío consiste en reducir una brecha fiscal que ha ocasionado un fuerte desequilibro en el manejo de las finanzas públicas.

No podemos ignorar que como país tenemos una abultada deuda pública, la cual en gran parte fue heredada de la administración populista anterior, que no le importó dejar un país endeudado más allá del techo constitucional. El déficit fiscal ronda los 5000 millones de dólares. Para arreglar la situación, el Gobierno propuso primero la eliminación de subsidios, que sabemos en qué terminó. Luego presentó un proyecto económico urgente que la Asamblea decidió archivar por tratarse de un “paquetazo que buscaba beneficiar a los ricos”, según lo dicho por sus mayores detractores. Ayer, el Ejecutivo tenía previsto mandar un nuevo proyecto económico urgente en el que solo incluye la parte tributaria y que espera esta vez sí sea apoyado en la Asamblea (al momento se desconoce su texto). Desgraciadamente, lo que muchos políticos no entienden (o no quieren entender) es que como país tenemos que encontrarle soluciones serias al problema. El ajuste va a darse de cualquier manera, la pregunta es cómo queremos afrontarlo. ¿Qué otras opciones existen? ¿Postergar y agrandar el problema hasta que lo asuma el próximo gobierno, contratando nuevo endeudamiento? Esta semana el riesgo país llegó a más de mil puntos, lo que significaría que en caso de contraer nueva deuda, las tasas de interés estarían por los techos, incrementando la dificultad de poder algún día pagar estos nuevos préstamos. ¿Recortar gasto? Sí, claro que sí. Es necesario y debe hacerse. Pero ¿es suficiente en este momento de crisis y urgencia? Actualmente no lo es. Cuando la situación económica de un país o de una familia se encuentra sin liquidez, el solo hecho de ahorrar no es suficiente (en el caso de los subsidios, sí hubiera sido un ahorro sustancial), y se deben conseguir nuevos ingresos. El proyecto de ley no era ni de lejos perfecto, pero tenía muchos aspectos positivos, como la eliminación del anticipo del impuesto a la renta que tanto afecta al pequeño y mediano empresario, la reducción de aranceles, el límite al gasto público, fomento al emprendimiento, entre otros. Sabemos que a largo plazo la única manera de generar riqueza en un país es fomentando el emprendimiento, abriéndonos al mundo, adoptando nuevas tecnologías e innovación, atrayendo inversión extranjera, reduciendo aranceles para ser más competitivos, etc.

Tenemos que ponernos serios, en estos momentos la única salida a la crisis será a través del esfuerzo y sacrificio que tendremos que asumir todos los ecuatorianos. Si no tomamos las medidas necesarias, el hueco fiscal se incrementará y el ajuste será mayor. Ojalá nos acordemos, cuando volvamos a las urnas, quiénes fueron los causantes del actual descalabro financiero y no perdamos la memoria como los argentinos. ¡Seamos serios! Paremos el circo político y afrontemos nuestra triste situación financiera. (O)

* Economista